Como ya lo había demostrado en Narc: calles peligrosas y La última carta (su versión para cine de Brigada A , en cambio fue toda una decepción), Joe Carnahan es un director que domina los secretos y las claves del género de suspenso, que se maneja con soltura tanto en las escenas de acción como cuando tiene que definir y desarrollar la psicología de sus personajes.
De acción y de psicología está llena El líder , película que combina situaciones propias de los relatos épicos de supervivencia en condiciones por demás adversas con elementos de terror (en este caso, una jauría de lobos tan hambrientos como feroces).
En el prólogo del film vemos a Ottway (Liam Neeson), un curtido operario de una refinería en Alaska. En ese contexto bastante sórdido y extremo, este experto cazador dominado por los traumas, los fantasmas personales y las penas llega a coquetear incluso con el suicidio.
Licenciado para unas cortas vacaciones, el personal aborda un destartalado avión que no resistirá una arrasadora tormenta de nieve. La nave cae y sólo ocho sobreviven. Tras el accidente, y con varios de ellos heridos, se inicia una larga, tortuosa travesía por territorios inhóspitos, en condiciones meteorológicas hostiles y con la apuntada amenaza de los animales, que parecen tener poderes sobrenaturales.
Este film "darwiniano" sobre la supervivencia del más apto remite no sólo en su estructura sino también en su tensión y en su dureza a clásicos como Deliverance: la violencia está en nosotros , de John Boorman, y está sostenido delante de cámara por un sólido elenco: Liam Neeson se luce, muy bien acompañado por intérpretes como Dermot Mulroney, Frank Grillo y Joe Anderson.
Las objeciones son menores. La presencia de los lobos es demasiado recurrente y explícita, mientras que los flashbacks que nos explican los traumas del protagonista resultan también obvios y reiterativos. Estos reparos, de todas formas, no alcanzan a empañar un sólido y atrapante exponente de género: crudo, implacable, demoledor.