Sobreviviendo
Transportémonos a un instante en el que todas las comodidades de la vida en civilización desaparecen y toda la hostilidad del mundo salvaje se hace presente. Transportémonos a El líder (The grey, 2011) en la que Liam Neeson deberá sobrevivir al frío polar de las montañas y a una manada de lobos hambrientos que lo acecha.
Liam Neeson interpreta a Ottway, un depresivo francotirador que se encarga de matar a lobos salvajes que deambulan un pozo petrolero. En ése inhóspito lugar, lejos de sus familias y seres queridos, muchos hombres cargan su condena de vida. Cuando el avión en el que viajan se estrella en la montaña, y un frío arrollador los invade, pensarán que nada más grave podrá ocurrirles. Pero algo ocurre: son amenazados por una manada de lobos hambrientos de carne humana. Ottway liderará al grupo gracias a sus habilidades.
Si hay algo por lo que se destaca El líder es por la generación de climas. Uno siente el frío, el viento, el hambre, el peligro, a través de la puesta en escena, la dirección de cámara y los tamaños de plano. La focalización primero en Ottway, y luego en los otros sobrevivientes, permite sentir en carne propia el periplo por el que atraviesan los personajes.
La película producida por Ridley y Tony Scott, viene además a establecer un juego con la muerte. Los protagonistas son condenados por sus fracasos personales, la ausencia de afecto, o la pérdida de seres queridos. Todos cargan con una cruz y, desde ese punto de vista, el escenario adverso en el que deambulan se presentará como una suerte de purgatorio para cada uno de ellos. Por tal motivo, el film va a intercalar el sufrimiento físico de los personajes con el sufrimiento interior, aquel que les provocó su condena.
Entre el drama y la aventura, El líder tiene su punto fuerte en el siempre consistente Liam Neeson, cuando de personajes rudos se trata, y en la recreación de sensaciones extremas, sean del cuerpo o del espíritu.