Cuando las amenazas externas son sólo una excusa para explorar al ser humano.
Qué buena es El líder (The Grey, 2012), y perdonen que comience así, pero de verdad (y si bien recién estamos en abril) esta puede ser una de las películas más impactantes del año y, sin dudas, una de las peor vendidas. O mejor, dependiendo de lo que hayan querido hacer. Y es que esta nueva obra de Joe Carnahan (Responsable de la brillante Narc) no es sencillamente un grupo de hombres que pelean contra lobos en medio de los helados paisajes de América del Norte. No, está lejos de eso. El líder es una película sobre humanos, sobre debilidades y fortalezas y, sobre todo, sobre la muerte.
Pero vamos desde el principio. Ottway (Liam Neeson) es un sufrido francotirador que trabaja para una compañía petrolera del norte de los Estados Unidos. Su labor diaria es pararse en un costado y matar a cada lobo que intente atacar a los obreros, en su mayoría rechazados de la sociedad, ex presidiarios y gente sin ningún tipo de motivación en la vida más que tomar, pelear y seguir tomando. El no es muy distinto a ellos. Si, tiene mejor educación, pero tampoco tiene demasiados motivos para vivir. Solo un recuerdo y una carta que quiere entregar son las cosas que, más o menos, lo atan a la vida luego de un intento fallido de suicido. Esta ansia de morir, irónicamente, se esfuma cuando el avión en el que él y un puñado de sus compañeros viajan a la civilización se estrella debido a una fuerte tormenta de nieve. El resultado es catastrófico: solo quedan unos pocos sobrevivientes, sin comida, helados y sin saber adonde ir. Y, para colmo, rodeados de feroces lobos. En ese contexto, Ottway tomará el liderazgo y, a su vez, comenzará a revalorar la vida a la que tanto desprecio le tenía, pero claro, sin dejar de respetar a la muerte, más cerca que nunca de su camino.
A través del blanco paisaje, los pocos sobrevivientes comenzarán a buscar una forma de sobrevivir, porque de eso se trata la película, a la vez que la humanidad comienza a salir a flote, y el miedo y el orgullo empiezan a ser los verdaderos protagonistas de la historia. Solo Ottway, desde la humildad de un hombre aterrado, tiene la vista clara. Quien lo quiera seguir, que lo siga. La vida no está asegurada, pero la muerte tampoco.
El líder es sangrienta, pero a la vez poética. Es violenta, pero hermosa, y Liam Neeson da una de las mejores actuaciones de su carrera desde un lugar apático, pero al mismo tiempo lleno de corazón, miedo y coraje, todo junto. La película tiene tantos tintes, tantas visiones, que es difícil decir cuál es la principal. Solo una cosa queda clara al final de la película: La carrera entre la vida y la muerte pocas veces estuvo mejor plasmada en la pantalla grande. Definitivamente El líder es una joya moderna que, con suerte, se sabrá apreciar a tiempo.