Si uno se dejara llevar por las descaradas críticas españolas parecería que El lince perdido es un evento que no tiene precedentes en la historia de la animación.
Entiendo que es saludable el apoyo a la industria local pero en este caso volcaron por completo con los elogios.
Es como que a los medios españoles les agarró un ataque de patrioterismo radical donde realmente están convencidos que este film es lo más grande que hay en Europa y es ridículo.
Estoy seguro que los propios artistas que trabajaron en esta película son concientes que lograron una producción decente con un montón de logros en este género, para lo que eran los antecedentes en su país, pero también saben que no hicieron la obra maestra sublime que pintaron los diarios. No es para tanto, muchachos.
El lince perdido es una propuesta que apunta a los más chicos con personajes que ya vimos en otras películas y una buena labor en la animación teniendo en cuenta el presupuesto con el que contaron, que no se puede comparar con las grandes producciones de Hollywood.
Las secuencias de acción y los escenarios representan los mayores logros dentro del campo técnico.
El Parque Natural de Doñaña y las playas de Bolonia fueron recreadas tal cual se ven en la realidad con una gran cantidad de detalles.
La música compuesta por Sergio de la Puente es extraordinaria y creo que otras películas españolas no tuvieron en los últimos años la suerte de tener una banda sonora de este nivel.
El problema del lince pasa por el guión.
90 minutos es demasiado tiempo para el target de chicos al que apunta y hacia el final la película se vuelve pesada. Tampoco ayuda que la historia sea algo confusa para el público infantil y las motivaciones de uno de los villanos que después resulta que es bueno, no queden demasiado claras.
Hay que destacar que los personajes, que son más bien rígidos y estereotipados, levantaron muchísimo con el doblaje neutro que tiene la versión que se estrena en Argentina.
El lince, especialmente, suena mucho más amigable y simpático y le dieron más vida desde el doblaje.
En resumen, la película está bien y es un buen logro del cine español pero tampoco es para alquilar balcones.