El llamado Salvaje me hizo acordar mucho a las películas que mi compañero Hugo Zapata denomina como “El Disney olvidado”. Aquellas de los 70s y 80s en donde hay más de un ejemplo protagonizado por mascotas.
Al igual que pasaba con esos films, este estreno en cuestión es ideal para ver si tenés alrededor de 12 años y si te gusta mucho el género de aventuras. Motivo por el cual también me parece un excelente exponente de “película de transición”. Es decir, para los niños que crecieron viendo cosas más naifs (propias de esa edad) a ver algo con tintes más adultos, pero sin perder la fantasía.
Y como adulto digo que hay que hacer un par de concesiones para disfrutar la película, siendo la primera aceptar el CGI del perro, que si bien es genial, te das cuenta muchas veces de que no es real.
Lo segundo es la previsibilidad de la historia y las arbitrariedades del guión. Un chico no se dará cuenta, pero un espectador más experimentado sí.
El director Chris Sanders hace su debut live action con este film luego de haber hecho algunos hits animados tales como Lilo and Stich (2002) y Cómo entrenar a tu dragón (2010).
El film se apoya mucho en la animación, aunque no sea la tradicional sino más en la senda de lo que vimos en las últimas adaptaciones de El libro de la selva (2016) y El rey León (2019).
Su gran punto fuerte es Harrison Ford, primero como narrador y luego como co- protagonista (el protagónico siempre es del perro). Jamás leí el best seller clásico de Jack London, el cual se adapta aquí, pero en todo momento queda muy implícito que se trata de un libro. Nos están narrando un cuento, y queda muy bien.
Si sos sensible y tenés afinidad por los perros es imposible que no te emociones en algunos momentos, lo mismo con las risas.
Es una película muy bien ejecutada y disfrutable por todo público, pero siendo los preadolescentes el target ideal.