Locuras en el Oeste
Queda claro de entrada que EL LLANERO SOLITARIO es un intento de recapturar la magia -comercial más que artística- de PIRATAS DEL CARIBE con sus creadores rescatando un género poco exitoso en los últimos tiempos para darle un giro actual, que funcione a la vez como homenaje y como apertura hacia nuevas fronteras. Aquel exitoso filme -que deparó una larga y cada vez más insoportable serie de secuelas-, sin ser una gran película, era lo que usualmente se considera “un soplo de aire fresco”, más que nada por la vitalidad y energía de su puesta en escena, y por la sorprendente y llamativa personificación de Johnny Depp en un papel que lo llevaría a la fama mundial.
El problema de EL LLANERO SOLITARIO -dirigida por Gore Verbinsky, como las tres primeras películas de la saga de los piratas- es que se nota demasiado el esfuerzo. Desconozco cuál será el resultado comercial del filme (tras ver la primera PIRATAS DEL CARIBE jamás me hubiera imaginado que iba a convertirse en un tanque de taquilla), pero es evidente que va a ser difícil repetirlo. Lo de Depp ya no es novedad y su “marlonbrandiana” decisión de hacer lo que se le canta con los personajes que le tocan ya no sorprende a nadie. Y el género -a diferencia del de piratas- ya ha visto demasiados idas y vueltas, reversiones y adaptaciones, como para que lo que veamos realmente nos sacuda.
llanero3De cualquier modo, debo decir que la película no se me hizo tan insoportable como las últimas ¿aventuras? de Jack Sparrow. Tal vez sea que tengo más empatía y familiaridad con el western y sus modos, y en todo momento me entretuvo pensar las relaciones entre esta película y los clásicos a los que cita de manera bastante pedestre, desde filmar en Monument Valley (que pasa por Texas aunque no sea Texas) hasta el formato “neo western” de contar la historia en el marco de otro relato que permite, como dice la archiconocida frase, “imprimir la leyenda”.
Esa leyenda es la de El Llanero Solitario y su fiel compañero Toro (Tonto, en el original), serial que tuvo sus versiones en radio, cine y televisión de los años ’30 a los ’60. Tonto es el que le narra la historia -en 1933 y mientras trabaja en un show de variedades sobre El Viejo Oeste- a un niño que lo visita, lo que permite no sólo que él tenga un rol mucho más central en la historia que en la serie original, sino que lo que se cuente -digamos- no tenga demasiada lógica ni pueda pedírsele una consistencia dramática ni física. Son cuentos legendarios agrandados por un poco confiable narrador.
llanero2Verbinsky combina, muy extrañamente, una trama dramática y hasta política con momentos de humor a lo Abbott y Costello y escenas de acción más cercanas a un dibujo animado delirante de la Warner Bros. de la línea Looney Tunes/Tex Avery que, bueno, que a cualquier otro western. Todo eso unido a una trama que pone a nuestros héroes a combatir a unos villanos poderosos en el marco de la construcción del ferrocarril.
Aquí, entre villanos que se comen el corazón de hombres vivos, pueblos comanches incendiados con todo a su paso y un triángulo amoroso que incluye a dos hermanos enamorados de la misma mujer tenemos un grupo de conejos asesinos escapados de una película de terror, un hombre que alimenta a un pajarraco muerto que tiene sobre su cabeza, persecuciones de trenes (sí, en plural, son dos) en las que nadie parece lastimarse nunca con nada y una serie de riffs cómicos entre el despiste de El Llanero en cuestión (Arnie Hammer) y los “ojitos” de Depp, que últimamente sólo actúa con sus cejas.
llanero1Es una mezcolanza bastante atroz que, de cualquier modo, ofrece unos cuántos momentos divertidos y curiosos. Es claro que funciona mejor como comedia, ya que Depp está cada vez más virado hacia ese lugar y, por otrolado, tiene más sentido entrarle a la película por ese lado que tomársela seriamente cuando intenta ser una denuncia a favor de “los pueblos originarios”. Para ser una “origin story” (nombre que denomina las películas de supuestas sagas que intentan contarnos cómo los héroes llegaron a ser quienes son) no es excesivamente exponencial ni difícil de seguir. Comparada a las tramas imposibles de las PIRATAS DEL CARIBE es casi un dechado de sencillez narrativa, lo cual lamentablemente no quiere decir que sea mucho más interesante.
Con 150 minutos de duración, EL LLANERO SOLITARIO casi seguramente no será el éxito con el que sueñan sus productores (que gastaron más de 200 millones de dólares para hacerla), pero tampoco -creo- será el enorme fracaso que ellos mismos temen. Imagino que su recorrido comercial será muy parecido a su recorrido narrativo: arrancará bien, se irá cayendo rápidamente y se olvidará al poco tiempo. A veces las películas llevan sus destinos inscriptos en sus tramas.