Ambición desbordante y sin medida
“El Llanero Solitario” en la versión de Gore Verbinski y Jerry Bruckheimer, con guión de Ted Elliot y Terry Rossio y Johnny Depp como Toro, es un plato un poco demasiado rebuscado y como diría el mismo Toro, “sin balance”.
Entre la desmesura y el disparate, los hacedores de “Piratas del Caribe” y otros éxitos de taquilla se apropian ahora de un héroe popular del siglo XX, nacido en la radio, que creció en la televisión y se hizo grande en el cine y que muchos conocimos en las historietas.
Dos horas y media de aventuras en un desierto atravesado por la fiebre de la plata y el oro y el delirio del ferrocarril, abriendo caminos en territorios comanches, llevando el progreso al Lejano Oeste estadounidense, y también la ley y el orden.
Ésa es la versión oficial. En sus orígenes, El Llanero Solitario fue un justiciero que era capaz de llegar hasta donde la justicia misma desbarrancaba y era superada por los forajidos.
En la versión de estos aventureros del siglo XXI, todos los conceptos conocidos y aceptados son revisados y puestos en un nuevo sistema de valores que desdibuja a los personajes, de modo que a grandes rasgos, Toro se convierte en el personaje principal, siendo a la vez el más astuto, y el joven abogado llamado John Reid resulta un pelele con más suerte que habilidades para controlar a bandidos desalmados e imponer la ley.
Dos horas y media para un relato un poco caótico, reñido con los criterios de verosimilitud y con un cierto exceso de condimentación picante.
Todos los desatinos, que suelen ir acompañados de un despliegue espectacular de escenas arriesgadas y efectos especiales, están de algún modo justificados puesto que el relato responde a lo que un maniquí de museo le cuenta a un niño que está de visita en el tiempo actual. En resumen, es la versión contemporánea que imagina un niño ante la figura de alguien que, cobrando vida, se comunica con el pequeño revelándole que se trata de Toro, el compañero del mítico Llanero.
Entonces, estamos ante la versión del indio, que le narra al niño cómo surgió la leyenda. Toro cuenta todo, cómo se conocieron, de dónde venía cada uno y qué historia secreta los atormenta a uno y otro. Pero no hay que olvidar que se trata de un maniquí, por lo tanto sería la propia imaginación del niño de donde salen todos los desvaríos que se verán en la pantalla. Muy astutos los realizadores para evadir responsabilidades...
Por supuesto que el eje principal de la historia es la lucha entre los buenos y los malos, aunque no se sabe bien dónde está la frontera que marca la diferencia. Con sarcasmo, los guionistas dan una mirada crítica acerca del rol del ejército norteamericano y de los representantes de la ley, desnudando corrupción y falsedades, acciones motivadas por la ambición desmedida.
Es una película que abunda en gags dirigidos a la platea infantil y se trata de la presentación de dos personajes, abriendo la expectativa de una saga de aventuras que recién comienza.
Si bien el guión deja mucho que desear, porque es bastante deshilachado y caprichoso, se rescatan del film las actuaciones de Depp, un especialista en este tipo de personajes, y también del joven Armie Hammer, quien compone un Llanero antihéroe y caricaturesco a medida. A ellos se suma un villano muy feo y muy malo, que encarna William Fichtner con una elaboración muy convincente.
Y entre las chicas, Ruth Wilson presta su belleza para la heroína romántica de la historia, y Helena Bonham Carter aporta sus dotes bizarras para la prostituta fronteriza de armas tomar.
En suma, un cóctel un poco fuerte y explosivo, pero vistoso.