Al rescate de los bosques extinguidos
Un muchachito quiere encontrar un árbol de verdad para impresionar a una joven; ellos viven en una sociedad que se ha apartado de la naturaleza y que ha acabado con los bosques. En esa aventura conocerá al Lórax, una suerte de malhumorado guardián de la Naturaleza.
Los cuentos del Dr. Seuss (Theodor Seuss Geisel, que vivió a lo largo de casi todo el siglo XX) son extremadamente populares en los EE.UU, pero son prácticamente desconocidos entre nosotros. Las adaptaciones de estos relatos al cine no han tenido tampoco el éxito que habría podido augurar su enorme difusión literaria, sobre todo entre los niños norteamericanos. Los intentos de llevar a la pantalla las andanzas de "El Grinch" o el particular universo de "Horton y el mundo de los Quién" no alcanzaron la repercusión esperada por los productores. Algo parecido puede llegar a ocurrir con esta historia de clara orientación ecológica contada en clave de aventuras con sesgo musical. A la presentación de la fantástica ciudad en la que viven los personajes centrales, un mundo artificial en el que todo es una monumental escenografía, le sigue la exploración que lleva adelante el joven protagonista más allá de los límites del pintoresco municipio. En ese mundo desconocido toma contacto con el Lórax, un celoso guardián del medio ambiente que deja en claro (no sin humor) el desatino que cometen los seres humanos al transformar irresponsablemente el orden de la Naturaleza. Si bien el chico comienza a correr su aventura porque quiere impresionar a una muchacha, pronto abraza la causa ecológica y decide jugarse el todo por el todo en la empresa de volver a plantar la última semilla natural en el centro de la ciudad artificial, para crear conciencia acerca de la necesidad de recuperar los lazos con la naturaleza.
La realización técnica es muy buena, con un excelente uso del color y un vistoso diseño de los entornos y de los personajes; el efecto tridimensional está inteligentemente aprovechado, y los números musicales se ven correctamente resueltos; pero, aunque la narración no presenta tropiezos, los personajes no terminan de atrapar el espectador: el Lórax aparece algo desdibujado, y la historia no ofrece demasiadas sorpresas.