Una pérdida familiar desata un resquebrajamiento vincular. Recientemente estrenada, “El Lugar de la Desaparición” bucea, de modo mixto, entre el registro documental y el relato de ficción fragmentario. Generadora de suficiente interés, relata un drama personal, configurando los pormenores emotivos de un evento trágico. Evidencia un dilema de tintes melodramáticos, estallado en el seno de una familia confrontada por su propio destino. Aquí, el realizador Martin Farina utiliza el cine documental como dispositivo para interpelar su propio recuerdo. Con solvencia e indudable sesgo autorreferencial, indaga en dirimir los conflictos de dos linajes que construyen un gran paradigma familiar.
Al salvataje de todo sedimento de memoria expulsado al olvido, el material de archivo al que recurre el autor deconstruye sucesos extraños. Con tal motivo, resulta atractiva la forma en que Farina lleva a cabo su tratamiento del discurso, como excusa para teorizar acerca de que es, finalmente, aquello que podemos denominar o circunscribir como real. “El Lugar de la Desaparición” moldea el material documentado a manera de tensar fuerzas contrarias hasta el punto de lo indescifrable. Farina fundó, en 2010, la productora Cinemilagroso, y sus películas fueron exhibidas en festivales como BFI London, BAFICI, Mar del Plata IFF, La Habana, Queer Lisboa y Moscow IFF. La presente obra, cierra una trilogía que comenzara en 2017 con “Cuentos de Chacales”.