Con ecos de clásicos de los setentas como Network y Tarde de Perros (ambas de Sidney Lumet), Jodie Foster abandona el drama familiar de sus anteriores películas (que alcanzó su pico con The Beaver, ese pequeño gran regreso a la actuación de Mel Gibson post-controversia) y se atreve al suspenso, con una trama que si bien cuenta con un ágil y vertiginoso guión, por momentos tropieza con su propia torpeza ante la imposibilidad de denunciar con mayor dureza y realismo aquellos tema que critica.
La acción transcurre casi íntegramente en un set de TV, donde el gurú de las finanzas Lee Gates (George Clooney) le "canta la posta" a los inversionistas (a veces hasta en sentido literal, ya que no le teme al ridículo y por eso baila y rapea) y tiene así uno de los shows más exitosos de la cadena. Todo marcha razonablemente bien para Gates (es decir, cada vez parece agradarle a menos gente pero su bolsillo no para de abultarse gracias a ello), hasta que un mal día una víctima de sus malas predicciones toma el estudio por la fuerza, manteniendo de rehenes a los trabajadores del canal. Como no podía ser de otra manera, este acto desesperado trae consigo un mensaje, y será Lee quien deba mediar entre su captor y los destinatarios del mismo.
El film de Foster peca de superficial en cuanto a un tema que puedo haberse retratado con mayor crudeza (después de todo, se supone que es una feroz crítica a Wall Street y el sistema perverso que lo contiene), pero jamás se estanca ni altera su ritmno, manteniendo entretenido siempre al espectador. Money Monster no llega siquiera al nivel de un film menor de Costa-Gavras como lo fue El Cuarto Poder, pero aún así, y en buena medida gracias a sus excelentes actuaciones, mantiene al espectador en vilo y por ello solo vale la pena verla.