Los prejuicios siempre son peligrosos. Eso confirma esta historia austera y narrada con precisión y sutileza que tiene como protagonista a un docente discriminado por sus preferencias sexuales en un pueblo donde los rumores maliciosos y algunos abusos silenciados parecen ser moneda corriente.
Ese dedicado maestro de escuela primaria al que Diego Velázquez interpreta con mucha solvencia es capaz de transmitir calidez y generosidad, pero también asume su condición de segregado en silencio, sin animarse a reaccionar a tiempo. Y cuando tome real conciencia de esa situación ya será tarde.
Rodada en La Merced (pueblito del Valle de Lerma, en Salta) e inspirada en la figura del docente Eric Sattler, un promotor del cooperativismo en la provincia de Córdoba al que conoció la guionista y directora Cristina Tamagnini, El maestro aborda una problemática cuyas aristas han cambiado sustancialmente en los últimos años pero que, dependiendo del contexto, persiste como amenaza.
Y lo hace sin cargar las tintas, con un tono tan moderado como el de su protagonista, capaz de enriquecer los alcances de su profesión y comprometerse a fondo con el montaje de una obra de teatro infantil en voz baja, como para no llamar tanto la atención de un entorno que igual lo observa de cerca y con desconfianza. A veces vale la pena gritar.