Esta primera película de Oskar Santos tiene los típicos problemas de las óperas primas: el querer contar demasiadas cosas, a riesgo de que no se entienda nada, y el no acogerse a ningún género determinado optando por un entrecruce sobradamente pretencioso para un director que se inicia en los largometrajes.
"El mal ajeno" narra la historia de Diego (Eduardo Noriega), un médico que por trabajar en la unidad de casos terminales se ha inmunizado al dolor de los demás. Su vida personal es igualmente gris, con un matrimonio que no termina de estar separado ni unido, y una hija con la que tiene muy poca comunicación. Un día, el novio de una de sus pacientes, desesperado ante su indiferencia le dispara, y a partir de ese momento Diego recibirá un extraño don.
Hasta aquí la película promete, porque además de contar con un grupo importante de actores y actrices (donde destacan Belén Rueda y Angie Cepeda), cuenta con el aval de Alejandro Amenábar como productor. Pero basta con ver media hora de la historia para que nuestras expectativas empiecen a caer en picada una a una, y "El mal ajeno" se convierta en un claro ejemplo de lo que es el no sentido, y la falta de conciencia para distinguir entre final abierto y final inconcluso.
Noriega absolutamente desaprovechado, se ve obligado a dar vida a un personaje envuelto en una historia oscura (y hasta algo siniestra), que en ningún momento sabemos a cuenta de qué se produce (es decir, no queda claro que hizo o no en su pasado para merecer ese curioso don/castigo). Los personajes entran y salen en escena, con sus historias cargadas de dramatismo, y a medida que se desarrollan sus conflictos uno va perdiendo no solamente el interés, sino la capacidad de entender cual es la relación de todas esas tramas secundarias con la principal (que en principio era la de Diego).
Sin lugar a dudas, la temática central de este film es la muerte. Pero no se dejen engañar, aunque atrás del mismo esté Amenábar, la forma de abordar el tema por parte de Santos es muy diferente. Más ligado a un culebrón televiso, que pretende mostrarse profundo, que a una verdadera película tendiente a abrirnos a nuevas reflexiones y preguntas. Como escribía al comienzo, muy probablemente el resultado de esta historia hubiese sido diferente- sospecho que mejor- de elegir el director el camino del drama, del thriller o la ciencia ficción, y no de todo ello junto como decidió hacer.
Por estos motivos, y por otros tantos que surgirán a los ojos de quienes vean esta producción, es que "El mal ajeno" es uno más de los estrenos españoles del año preferibles de olvidar.