El doctor Ebbo Veltman (Pierre Bokma) lleva varios años viviendo en Camerún, donde puso en práctica un exitoso plan contra la apnea del sueño. Sin embargo, ante la necesidad de seguir de cerca el devenir universitario de su hija en Alemania, decide volver a su país natal y no regresar al continente negro. Años después , quien reemplaza a Veltman se encuentra intentando controlar y mejorar una situación conflictiva en el país africano, donde los logros alcanzados han empezado a trastabillar.
Film que bien podría formar parte de la inminente nueva edición del Bafici, El mal del sueño es mucho más que una película pequeña sobre doctores que luchan contra una enfermedad en un país subdesarrollado, es más bien una historia sobre individualidades tratando de mejorar su entorno cotidiano. Con un ritmo pausado pero sin perder la tensión que encierra y que parece a punto de explotar de un momento a otro, el relato avanza con fluidez hasta que, al promediar, la elipsis de tres años instala cierta separación entre público y personajes.
Sin embargo, el guión es lo suficientemente sólido como para que la historia se vea afianzada por una dirección correcta, apoyada en un excelente manejo del elenco, en todo momento a tono con lo que se está contando.
Más allá de no eludir e retrato de cierto pintoresquismo propio de países que resultan "exóticos" para la mirada occidental, el film milita en la idea del cine como espacio de reflexión y buenas historias sobre temas poco explorados. Desde ese punto de vista, Schlafkrankheit (que si sobrevive más de una semana en las salas pasará a ser "la del título raro") resulta casi imperdible, un adelanto del cine con perfil breve y sin estridencias que inundará Buenos Aires en el mes de abril.