Ulrich Kohler es una de las grandes promesas del cine teutón de estos tiempos. Si bien tiene 3 largos hasta el momento, su presentación en sociedad con "Bungalow", su ópera prima, allá por 2002 impresionó favorablemente a la audiencia (tanto que en BAFICI de ese año, fue premiado su actor principal, Lennie Burmeister). Su estilo es relajado pero detallista, incisivo y con una fuerte inclinación hacia la reflexión en la composición de los personajes. No conocemos mucho más de su filmografía (tiene un corto también renombrado en su tierra, "Rakete"), pero después de haber visto " Schlafkrankheit", haremos lo posible por seguir su carrera con atención.
"El mal del sueño" es un drama comprometido que tiene lugar en Africa. Más específicamente en Camerún. Allí conoceremos a un doctor e investigador de carrera, Ebbo Velten (Pierre Bokma) que lleva adelante una tarea importante: luchar contra la pandémica "enfermedad del sueño". Lleva muchos años en ese lugar y recibe periódicamente, la visita de su esposa y su hija, quienes viven en Alemania. Ebbo es un profesional que ha logrado decodificar el modo de vida del lugar y sabe hacer su trabajo... o al menos eso parece. Sin embargo, la familia urge una decisión: para seguir unida, los viajes ya no funcionan y él debe renunciar al continente negro para seguir junto a los suyos.
Mientras Ebbo metaboliza la cuestión, aparece en escena un fiscalizador de la OMS para auditar el envío de fondos que él recibe: Alex (Jean-Christophe Folly), un parisino hijo de congoleños que debuta en misión con esta tarea. Al parecer, el manejo discrecional que hace el médico alemán no es muy claro y el enviado a controlarlo, deberá decidir cuál será el tenor del informe que elevará. Del mismo se desprenderá si sigue recibiendo fondos para su trabajo o no.
La película arranca lenta, es cierto, y hasta que Alex entra en escena, quizás al espectador le cueste descubrir el peso de la historia. Pero lo tiene. "El mal del sueño" ofrece varias aristas para el análisis: el desarraigo, la adaptación con el medio, la distancia y su influencia en los vínculos primarios.
Aunque no son los únicos. Kohler pone la mirada en el rol que cumplen los organismos internacionales en Africa y los critica veladamente. En un tramo de la película, Alex está en una conferencia donde escucha a especialistas decir que todo el dinero que se envía a ese continente sólo ha servido para enriquecer a los que más tienen, sin poder haber generado mejoras cualitativas en la vida de su población. Esta línea atraviesa el film todo el tiempo.
Eso sí, el director elige no mostrar desiertos, animales exóticos, campamentos de refugiados... No. Fotografía Africa, pero desde otro ángulo. La muestra bella, pero no de la manera tradicional: intenta explicar que efecto produce en los extranjeros y las características de la vida en dicha región. Desde ese lugar, la elección es la correcta: todo se vuelve interesante y la historia produce su efecto en el público: la intriga crece y el final (aunque anunciado) llega en el momento justo.
Podemos criticarle a "El mal del sueño" quizás que durante la primera media hora nos haya desconcertado un poco (el registro es apagado en comparación con el resto de la historia), pero una vez que el encuadre estructura, el film muestra sus garras y sale airoso de la prueba. Si les gusta el cine europeo, Kohler tiene algo valioso para ofrecerles: una mirada comprometida sobre la humanidad de quienes viven en esa geografía, incluyendo una clara reflexión sobre los programas sanitarios que se encuentran por doquier en Africa. Muy buena.