Hora de analizar la llegada a salas porteñas del tercer largometraje de Gustavo Corrado, “El manto de hiel”, producción rodada en Caucete, San Juan, con el pleno apoyo de la provincia y el INCAA.
Al salir de sala, pensaba que en pocas oportunidades, un escenario natural se vuelve tan central como para pensar que de no haberse filmado aquí, la historia sería más difícil de asimilarse para el espectador.
Corrado elige contar un thriller tradicional, oscuro, con algunos secretos por descubrir, pero subordinando la trama a lo que la atmósfera imponente que la envuelve presenta. En “El manto de hiel”, conoceremos a un hombre de ciudad, Julian (William Prociuk) quien accidentalmente queda varado en un pueblito perdido de la provincia.
Los habitantes del lugar, les digo, no van a colaborar para hacerle la estadía agradable. Ya desde el gran inicio percibimos que la hospitalidad no es su fuerte. Los problemas comenzarán temprano y si a eso le sumamos que el habilidoso pistolero (sí, para viajar solo a ciertos parajes hay que dominar armas, parece) se enamora de una local, ya tenemos un cuadro de situación para desplegar donde hay muchos elementos peligrosos en juego.
Hay enigmas por resolver, tareas delicadas que requieren abrir el corazón para ser llevadas a cabo y un hombre que mutará en algo distinto, dentro de los aspectos de que funcionan como ejes organizadores.
Hay que decir que el relato tiene sus desniveles, algunos “cabos” sueltos pueden molestar a los espectadores a los que les gusta que les cierre todo, pero su atmósfera captura bastante la atención del público.
Aunque, es justo reconocer que su ritmo no acompaña el desarrollo de algunas ideas que se notan sin profundizar. Los protagonistas (Margarita Molfino, una encantadora revelación), en cambio, hacen lo suyo con oficio y tienen la química necesaria para ser el vórtex del drama.
Es importante destacar que se nota el esfuerzo de producción por hacer un thriller distinto, explorando un ambiente geográfico fuera de lo común, en el que se luce la fotografía y la banda sonora.
“El manto de hiel” ofrece una propuesta distinta a lo que estamos acostumbrados a ver en ficción nacional. Quizás no sea de los exponentes más logrados, pero seguro será de interés para el público arriesgado que busque un producto original.