Un director está asediado por sus actores y por sus técnicos al rodar la escena final de su western. Todos se preguntan si quien debe morir es el malo o el bueno de la historia, y frente a esta disyuntiva recorrerá una serie de países en los que, quizás, halle la respuesta tan ansiada. Habitantes de Francia, México, Irlanda, Colombia y Ruanda le van relatando sus penurias y así sabrá qué hacer. Este film atípico habla, entre el documento y la ficción, de los problemas por los que atraviesan los habitantes de muchos países. El director español Juan Manuel Cotelo, aquí también actor, resumió así la necesidad de que los seres humanos se comprendan para construir un mundo mejor.
El mayor regalo de Juan Manuel Cotelo, un director que filma con la Biblia en la mano. El mayor regalo habla del perdón a través de testimonios de quienes lo han dado y quienes lo han recibido. El objetivo es demostrar que el perdón puede con todo: desde una pequeña discusión hasta muertes violentas durante una guerra. Jugando entre lo ficticio y lo documental (a través de entrevistas) el director quiere demostrar cómo se puede vivir bien, perdonar a todos y respetar al prójimo. El mayor regalo está protagonizado, entre otros testimoniantes, por el campeón de boxeo Tim Guenard, la víctima de ETA Irene Villa, el ex-líder del IRA Shane O’Doherty, colombianos del lado de los carteles y de los paramilitares, la tribu de los Bemba y la pareja que forman Fernando y Carolina. La película se “vende” como una comedia donde un director tiene que sacar adelante su nueva película cuando los actores se descarrilan. Sí es cierto que eso pasa, pero es sólo una excusa para que Cotelo cuente lo que quiere contar y como en sus películas anteriores lo religioso (el catolicismo principalmente) está muy presente.