En esta época del año se comienzan a ver películas con “fórmula Oscar”, es decir, films que parece que fueron concebidos con el solo propósito de obtener unas cuantas nominaciones para la estatuilla más codiciada.
El mayordomo tiene mucho de eso y se nota a simple vista: gran despliegue visual y de producción, desfile de actores consagrados y/o llamativos en papeles secundarios, un elenco principal de talentosos que con sus diálogos hacen llorar y, por sobre todo, una historia que toca la más intima fibra norteamericana en su historia reciente: el racismo y lo antagónico de tener en la actualidad un presidente negro.
A través de los ojos de Cecil, un inmejorable Forest Whitaker, al espectador se lo pasea por distintas presidencias de Estados Unidos (comenzando por la Administración de Eisenhower en 1957) donde la lucha por los la igualdad de derechos fue clave y el punto más importante a debatir.
Su personaje detalla a la perfección toda esa época y la interacción con los miembros de su familia demuestran la foto grande. Allí destacamos a Oprah Winfrey, que le da una gran dimensionalidad a través de las décadas a su esposa, y a David Oyelowo como su hijo activista, que da una gran performance.
Y en cuanto al resto del elenco, hay que aplaudir lo bien seleccionados que estuvieron los actores que interpretan a los presidentes. Algunos con más tiempo en pantalla y otros con simples “bolos”.
Robin Williams como Dwight D. Eisenhower, James Marsden como John F. Kennedy, Liev Schreiber como Lyndon B. Johnson, John Cusack como Richard Nixon, y Alan Rickman como Ronald Reagan. Todos absolutamente geniales.
El director Lee Daniels, quien venía del dramón Precious (2009) y la intrascendente The paper boy (2012), logra adaptar esta historia real con gran maestría y elocuencia. Y si bien cae en lugares comunes para este tipo de films, estos no opacan el relato general.
A lo mejor lo único que le falta sería algo que logre emocionar a todo el mundo pero dado su impronta localista es comprensible que no se haya podido.
Amén de eso y de que fuera diseñada para los premios de la Academia, El mayordomo es una gran película cargada de emoción y con excelentes actuaciones. Una obra que sin dudas merece ser vista en el cine.