Como Sidney Poitier
1-Hay una escena que es ejemplificadora de la “calidad” de El mayordomo. Es una cena familiar, donde los padres traen a cenar a su hijo mayor y su novia. Es más bien una reunión familiar, porque hace bastantes años que no se ven y no precisamente por razones muy lindas. Para tratar de bajar un poco la tensión, la madre (Oprah Winfrey) cuenta que fueron junto a su marido (Forest Whitaker, quien también es el mayordomo del título) a ver Al calor de la noche, una película con Sidney Poitier, un actor al cual admiran un montón, porque es alguien que, al ganar un Oscar, le está abriendo muchas puertas a los negros. El hijo, ante eso, contesta algo bastante cierto: que Poitier es como el Tío Tom, es decir, el negro que hace y dice lo que todos los blancos bienpensantes quieren oír para no sentirse mal respecto a los problemas raciales porque claro, al final los negros están progresando. El problema es que ese hijo que contesta es un pedante miembro de las Panteras Negras (que un par de secuencias después el film va a encargarse de dejar bien en claro que eran un grupete de violentos y asesinos que sólo aportaron caos a Estados Unidos en los sesenta), con una novia promiscua sexualmente -que (¡horror!) se saca su campera y queda en una musculosa que insinúa sus atributos femeninos- y que es tan grosera que hasta eructa en una mesa ajena. Obviamente, el muchacho será echado de la casa junto a su pareja. Es que, diablos, ¡habló mal de Sidney Poitier!
2-Nunca creí que la historia estadounidense de los últimos cincuenta años (repleta de personajes, hechos y tópicos apasionantes) podía aburrirme tanto. El film toma a Cecil Gaines, quien sirvió como mayordomo de ocho presidentes en la Casa Blanca, para hacer todo un racconto histórico, pero se termina contagiando de su personaje (dedicado a ser casi un adorno, o a lo sumo una presencia habitual para los poderosos, quienes al final le tomaban cariño, como si fuera una mascota) y no termina diciendo más que lo obvio, lo mil veces transitado: los negros tuvieron que sufrir mucha violencia racial y les costó un montón obtener la igualdad de derechos, pero al final se hicieron su lugar; Eisenhower era un viejo simpático y discreto en sus modos; Nixon siempre fue medio antipático, grosero e inseguro; Kennedy era re lindo y piola con los negros (lo mismo que su esposa e hijos), y por eso lo mataron; Ronald Reagan y su esposa Nancy eran súper amenos, pero al final no hicieron las reformas sociales y civiles adecuadas; y ahora que llegó Obama a la presidencia los negros ya pueden estar tranquilos, porque triunfaron y se les acabaron los problemas. Eso sí, aprendí que Lyndon Johnson tenía problemas digestivos y que cuando iba al baño le costaba tanto cagar que hasta tenía que tomar jugo de ciruelas sentado en el inodoro. Pero mirá vos que interesante…
3-Después del Amadeo de Metegol y el Francella enano de Corazón de León, pensé que ya habíamos tenido suficientes protagonistas repulsivos y antipáticos durante este año. Pero no, faltaba El mayordomo, que nos presenta una familia que es como la de El show de Cosby en versión sórdida y decadente: está el padre incapaz de demostrar afecto a sus hijos, sólo preocupado por el laburo y con una postura anti-política, no sea cosa de meterse en quilombos; la madre que fuma como una chimenea, bebe sin parar y engaña al marido; el hijo que dice que milita porque quiere cambiar al mundo, pero en realidad lo hace para rebelarse frente al padre, sin agradecerle que le haya dado dinero para estudiar (los pibes son evidentemente muy ingratos, parece decirnos la película); y el hijo más pequeño que se va a morir a Vietnam porque sí, porque tiene que defender al país, o porque el relato tiene que hacer referencia a esa guerra, y qué mejor excusa que esa, o porque quizás no entendió el gesto de Muhammad Ali cuando se negó a ser reclutado. Después, claro está, todo se acomoda, la familia se reconcilia, vuelve a unirse, pero de la manera más forzada posible, con la excusa de estar basada en “hechos reales”.
4-Lee Daniels ya había hecho Preciosa, un film que podía tener algunas ideas atendibles, pero que estaban presentadas de la peor manera posible. Ahora, en El mayordomo, vuelve a caer en las obviedades, los planos y/o escenas miserables (los primeros minutos son realmente horrorosos), la voz en off redundante, el estiramiento de las acciones, la construcción de personajes innecesariamente desagradables. Uno ya puede intuir que esta es la forma de filmar de Daniels: el tipo compone sus obras estética y narrativamente de la forma más fea posible no como gesto, sino como única posibilidad de conocimiento, porque sólo le sale filmar feo. Lo extraño es que su cine, a pesar de lo repelente que es en sus formas y discursos, se ha posicionado con gran éxito en Estados Unidos, adquiriendo a la vez un gran prestigio (basta mirar el elenco de esta película, integrado por nombres como Robin Williams, Liev Schraiber, John Cusack, Alan Rickman, Jane Fonda, Cuba Gooding Jr., Lenny Kravitz o James Marsden). De hecho, ya es una marca de fábrica: por algo el título original del film es Lee Daniels´ The butler.
5-Quizás la respuesta al dilema anteriormente planteado es que las bases formales e ideológicas del cine de Daniels comparten muchos principios con la construcción de estrella de Sidney Poitier, actualizados para el nuevo siglo. El suyo es, en definitiva, cine hecho por negros para los blancos.