He aquí el producto pensado, dirigido y actuado para arrasar con los premios. Claro está que si quienes nominan y otorgan los mismos detectan desde el primer momento ese vacío de alma puede ser que directamente “El Mayordomo”(Estados Unidos, 2013) pase al olvido.
El tema de la segregación y separación de los afroamericanos en algo recurrente en el cine de Lee Daniels. Ya en “Precious” (Estado Unidos, 2009) y más acá en “The Paperboy”(Estados Unidos, 2012) el racismo, la discriminación y el enfoque en personajes sórdidos lograron establecerlo como uno de los directores más respetados de la industria.
Pero en esas dos películas contaba historias con cierta innovación y riesgo, mientras que en esta opta por lo seguro repitiendo actores/no actores, como Mariah Carey y Lenny Kravitz, que ya de por el sólo hecho de aparecer le generarán ingresos en la taquilla, y elegiendo a los protagonistas (Forest Whitaker, Oprah Winfrey, Cuba Gooding Jr.) que mejor responderán a las exigencias y obviedades de este melodrama histórico.
Más allá del mayordomo de la Casa Blanca (Whitaker) hay un intento por narrar sucesos que marcaron a fuego a la cultura afroamericana (Malcom X, Panteras Negras, Ku Klux Klan, etc.) desde la oposición de este personaje con el de su hijo Louis (David Oyelowo), un radical defensor de los derechos de los negros.
En la cabeza del mayordomo hay algo que le dijeron en su primer trabajo y que respeta a rajatabla “Mira con sus ojos, adivina qué necesitan, sonríe” al igual que otra máxima “No oyes nada, nos ves nada, sólo sirves” que hacen que sea incapaz de visualizar la cruel realidad que separa a su universo de la vida real.
Porque mientras él va de la casa al trabajo y del trabajo a la casa nunca se detiene en el odio interracial que atraviesa a la sociedad norteamericana del siglo XX hasta que a su hijo lo meten preso.
Los presidentes pasan (muy buenas las interpretaciones de Robin Williams como Eisenhower, James Mardsen como Kennedy, Liev Schreiber como Johnson, John Cusack como Nixon, y Jane Fonda como Nancy Reagan) y el sigue ahí, sirviendo, estoico.
Hay una manipulación de los hechos históricos que mucho tienen que ver con la búsqueda de generar cierta comodidad desde la expectación. Quizás por eso no existen ninguno de los Bush en la película ni mucho menos una referencia al 11-S.
Pero claro está, que forma parte de la cinta, Obama, con imágenes de archivo de algunos de sus discursos proselitistas, y la emoción de todo el pueblo afroamericano en el momento que llega a la presidencia. Incluyendo la del mayordomo.
Además de lo capturado por Daniels, hay un trabajo de selección de archivo para lograr comprender y situar la acción en cada época, para citar sólo dos ejemplos de los muchos utilizados, imágenes del clásico programa musical “Soul Train” para señalar la década del setenta del siglo pasado ó publicidades de productos de consumo para la década del ochenta.
Lacrimógena, obvia, cursi por momentos, quizás con más vuelo en la dirección y una puesta en escena no tan tradicional “El Mayordomo” podría haber sido otra cosa más que un enorme panfleto pro yanqui en el que se repasan hechos dolorosos sin contraponerlos o justificarlos. Fallida y para un público pasivo.