Esta es la remake 2011 de El Mecánico, un filme de 1972 dirigido por Michael Winner, y con Charles Bronson y Jan Michael Vincent en los papeles principales. La historia trata de un asesino que se ve obligado a eliminar a su mejor amigo, decide entrenar al hijo de éste como sicario (sin que sepa quién liquidó a su padre), y descubre que sus patrones lo han traicionado. Como vengarse contra toda una organización criminal no es tarea para una sola persona, debe hacer equipo con su alumno, corriendo el grave riesgo de que éste termina por darse cuenta que él es el responsable del homicidio de su padre.
Confieso que lo único que recuerdo de la versión 1972 es el final, y los detalles de la historia se me escapan. De todos modos no creo que fuera un clásico inmortal, ya que la filmografía de Charles Bronson está saturada de peliculas de acción correctas pero que no han hecho historia (salvo un puñado de excepciones). Acá llega esta versión 2011 inundada de esteroides; lo que antes era una bala, ahora es una avalancha de cañonazos y explosiones. Por suerte la factura técnica de Simon West hace que la acción sea disfrutable y fácil de seguir, lo cual es una virtud en estos tiempos en donde abundan los cortes rápidos y las cámaras epilépticas. Los otros puntos destacables son el ritmo, el cual no decae en ningún momento, y Jason Statham, el que aporta su simpatía habitual.
El gran problema de El Mecánico pasa por el aspecto moral de toda la historia. Existen historias de asesinos que tienen epifanías, se dan cuenta de lo que han hecho, se vuelven justicieros y en contra de sus jefes, y terminan expiando sus culpas con su propia muerte. Pero aquí son todos los personajes son malos tipos - moralmente irrecuperables y completamente reprochables -, comenzando por Statham quien mató a Donald Sutherland sin darle oportunidad de explicarse. Como al tipo le agarra alguna especie de cargo de conciencia, decide hacerse cargo del vago del hijo de Sutherland, Ben Foster - quien es el único en todo el casting que muestra algo parecido a una perfomance -, y lo entrena como asesino (no es que le paga una carrera como abogado o le consigue trabajo en un locutorio). A última hora a Statham le agarra un ataque justiciero (justificado o no, eso no importa), y decide arremeter contra el mismo tipo que le ordenó matar a Sutherland, viendose obligado a poner a Foster a su lado aunque en el proceso vaya a revelarse toda la verdad...
En ese momento las perspectivas del filme es que todo los que participan mueran asesinados, incluyendo al acomodador del cine. Sería lo más lógico, ya que ninguno es trigo limpio y todo el mundo cumpliría con sus respectivos castigos. (alerta spoilers) El problema es que Statham le debe haber deslizado unos dólares al guionista para que éste hiciera que su personaje no fuera demasiado oscuro, pero el resultado final es bastante bizarro. No sólo éste es un asesino con buen corazón - toma a su cargo al vago hijo de su víctima y le enseña un oficio (!) -, sino que es simpático y sólo asesina a basura mucho peor que él. Y, el colmo de los colmos, sobrevive y le niega la venganza a Ben Foster. ¿Se supone que uno debe aplaudir este final?. Sin dudas es una de las vueltas de tuerca más absurdas y estúpidas que he visto en el cine. Me parece increíble que el libretista haya escrito esto y pensara que se trataba de un climax decente y festejable. (fin spoilers).
Dejando de lado el aspecto moral, El Mecánico es un espectáculo solvente en un sentido pochoclero. Entretiene, la acción está bien coreografiada, y Jason Statham derrocha carisma. Lástima que el climax ensombrece los méritos del filme, simplemente porque aquí no había héroes y había una venganza que termina por quedar insatisfecha.