Impulsada por la siempre magnética presencia de Anya Taylor-Joy y un intrigante Ralph Fiennes, El Menú tiene las dos caras de la moneda: es una pretenciosa sátira sobre las clases altas y el consumismo del arte, con una lujosa puesta en escena, sofisticados platos del chef y ácidas críticas; aunque también se hace atractiva cuando se vuelve simple como esa deliciosa hamburguesa final, hecha con novata pasión y amor pero mucho más apetitosa que cualquier rebuscado menú que nos ofrezcan.