Protagonizada por Anya Taylor-Joy, Nicholas Hoult y Ralph Fiennes, la película nos introduce a una experiencia retorcida, de lo más singular. Nada de lo que esperábamos a simple vista acaba concretándose, estamos frente a una carta repleta de sorpresas. Un sorpresivo e impactante whodunit se desarrolla frente a nuestros ojos y no todo lo que veremos será necesariamente cierto. Thriller, sátira, pinceladas de horror y comedia negra se funden en esta obra que engloba y se pronuncia acerca de temáticas de índole social, de modo ciertamente pintoresco. El realizador Mark Mylod juega, sin timidez, con este impensado experimento social. En sabores entremezclados que no acaban por anularse, a fuego lento se cocinan los instantes más inquietantes. Una narrativa audiovisual sumamente estética, elegante y sofisticada, dirección de arte mediante, no escatimará divertimento y extremismo, resultando por demás efectiva. Descabellada y surrealista hasta bordear el absurdo, no se preocupa por tomarse en serio, pese a su crítica explícita a los excesos y frivolidades de la clase alta, en simultaneidad a la fastuosa industria mercantil que alrededor de estos se genera. Desde “El Cocinero, el Ladrón, su Mujer y su Amante” (1989) a “Delicatessen” (1991), los placeres de la alta cocina siempre han sentado bien al banquete cinematográfico. No es la excepción.