Esas queridas bromas telefónicas.
Julio Victorio De Rissio, alias Doctor Tangalanga, fue una notable figura dentro del humor argentino del siglo pasado, más precisamente en la década de los años 80’. Caracterizado con barba y bigotes, más enormes anteojos y una simpática gorra con visera, ganó fama gracias a sus skechtes televisivos y grabaciones radiales dónde realizaba pesadas bromas telefónicas a extraños. Por lo general estos chistes terminaban con un insulto o mala palabra, situación impensada para los actuales tiempos que corren. La performance del Doctor Tangalanga constaba de una premisa sencilla, pero altamente eficiente: llamar vía telefónica a una persona desconocida que ofrecía algún tipo de servicio, hacerse pasar por un supuesto cliente interesado y con el correr de los minutos ir llevando la conversación hacía el camino de la burla, la intolerancia y finalmente el nombrado insulto, por lo general escatológico, o más claro aún: una puteada. La película El método Tangalanga, dirigida por el realizador Mateo Bendesky, es la historia ficticia acerca de lo que pudo ser la supuesta vida real del hombre detrás del personaje humorístico, todo un emblema de una época pasada que ya no volverá.
En la trama Julio Victorio De Rissio es Jorge, interpretado por el actor local Martín Piroyansky, un joven empleado de una empresa que realiza jabones. Tímido por naturaleza, Jorge tartamudea al hablar y ni se anima a acercarse a hablarle a una mujer. Cansado de sus limitaciones autoimpuestas por su pacata personalidad, una tarde en un evento se cruzará con un mentalista español, interpretado por nada menos que el famoso conductor y locutor Silvio Soldán, que radicalmente la cambiará la vida. Este le propone, por medio de hipnosis o algo parecido, que cada vez que suene un teléfono, su personalidad cambie por completo, sacando a la luz otra totalmente diferente: la de un bromista astuto, grandilocuente, capaz y muy boca sucia. Así será que se vengará de quienes en algún momento se burlaron de él, asombrará a algunos amigos, como su compañero de trabajo Sixto (Alan Sabbagh) y enamorará a Clara (Julieta Zylberberg), su interés amoroso y recepcionista en un hospital.
Lo que busca El método Tangalanga y principalmente su director, Mateo Bendesky, es homenajear al Doctor Tangalanga, humanizando al supuesto hombre detrás de bigotes falsos y hablar verborrágico. Y lo logra demostrando que el humor fue una enorme vía de escape para sus inseguridades y frustraciones. Ayudan muchísimo en la tarea las grandes actuaciones a cargo de Martín Piroyansky, intérprete carismático como pocos; Alan Sabbagh en plan falso amigo y rival de Jorge, y Julieta Zylberberg, como siempre muy agradable y convincente. El método Tangalanga es un falso biopic y no reniega de ello. El comienzo del relato es intenso y prometedor. Luego, quizás, se desinfla un poco y viene lo previsible o básico en este tipo de historias. De todas maneras, es una digna y graciosa comedia, con algunos toques de romance y apoyada en la interesante historia de un hombre que ayudó a plasmar el humor en nuestro país y marcó a una generación de oyentes y televidentes. Y claro, eso no es poco.