En El misterio de Soho el director Edgar Wright (Shawn of the Dead, Baby Driver) desarrolla un apasionado homenaje al viejo cine de suspenso europeo de los años ´60 y muy especialmente a la era del Swingin London.
Un fenómeno cultural juvenil que tuvo lugar en Inglaterra durante la segunda mitad de la década de 1960 y que influenció numerosas expresiones artísticas de aquellos días como el cine, la música, la televisión y muy especialmente el mundo de la moda.
Modelos como Twiggy y Jean Shrimpton se convirtieron en las caras de ese hedonismo adolescente que inmortalizó las zonas comerciales de Chelsea, Soho y muy especialmente Carnaby Street. El arte pop psicodélico que cobró fuerza durante este ciclo luego tuvo una enorme influencia en el movimiento hippy que surgió años después en los Estados Unidos.
Para aquellos espectadores que sientan interés por estos temas el film de Wright es una propuesta de visión obligatoria en la pantalla de cine por la extraordinaria reconstrucción histórica que ofrece sobre ese período.
En ese sentido su labor se encuentra a la misma altura de lo que hizo Quentin Tarantino en Érase un vez en Hollywood en lo referido al nivel demencial de detalles que presenta la puesta en escena y ni hablar de la banda de sonido que es brillante.
A esta película la podés repasar en el futuro otra vez y vas a encontrar y elementos y guiños hacia el contexto cultural que inevitablemente se escapan durante la primera experiencia.
No es un dato menor que Wright además nos regala la última actuación de una figura legendaria del Swinging inglés como fue Diana Rigg, la emblemática protagonista de la serie Los vengadores, un programa que reflejó como pocos el espíritu de ese movimiento juvenil.
Su presencia en esta producción no fue una casualidad y se despidió por la puerta grande con una labor estupenda. A diferencia de lo que daban a entender los avances este film no se concentra tanto en el género de horror, sino que elabora una propuesta de misterio que contiene elementos fantásticos.
Los fans del giallo italiano podrán detectar con facilidad cierta influencia del cine de Dario Argento, Mario Bava y la primera época de Roman Polanski. Sin embargo, el director no se estanca en la imitación del arte de aquellos realizadores sino que le da una vuelta diferente al tono del relato que resulta muy interesante.
Se nota claramente la devoción de Wright por las expresiones artísticas de los ´60 pero lejos de limitarse a romantizar el período también aborda el lado oscuro de esa cultura. La película lidia con el sexismo de la época y la clase de situaciones tóxicas que padecían las mujeres y que la sociedad de ese momento normalizaba.
El film de ese modo presenta una reflexión al respecto en los tiempos del Me Too y por consiguiente el espectáculo no se limita únicamente a la celebración nostálgica.
En lo referido al reparto una carismática Thomasin McKensie (Old) se roba la película con una gran interpretación donde compone a una digna heredera de Nancy Drew. Anya Taylor Joy por su parte en un rol secundario tuvo la oportunidad de sobresalir con una composición dramática como no lo hizo en sus últimas películas donde se la notaba un poco más apagada.
Una debilidad de El misterio de Soho es que la trama resulta más predecible de lo esperado y queda la impresión que en este proyecto el director puso toda su atención en los aspectos visuales.
El tema con Edgar Wright es que el guión más flojo de su filmografía (probablemente sea este) sigue siendo superior y más efectivo que la gran mayoría de las propuestas hollywoodenses que se estrenan en estos días. Más allá de reconocerle sus falencias en el argumento, en lo persona la recomiendo y creo que sobresale entre las propuestas destacadas del 2021.