Crímenes, música swing y cabellos batidos.
En su película El misterio de Soho (2021), el realizador británico Edgar Wright elige contarnos una atrapante historia de terror sobrenatural y suspenso, acerca de una joven amante de la música y la moda de los años sesenta que viajará al pasado, más específicamente a esa misma década, para intentar salvar a una aspirante a cantante que sufre de violencia de género por parte de su amante.
Eloise (Thomasin McKenzie), la muchacha en cuestión, sueña desde hace mucho tiempo con poder trasladarse a Londres para convertirse en diseñadora de modas. No obstante, tras su fachada llena de entusiasmo también se oculta una gran tristeza: su madre se ha suicidado y la ha dejado sola. Es por eso que Eloise se aferra firmemente a los viejos discos heredados de su progenitora, todos de la época Mod dentro de la música inglesa de los años sesenta. Una vez en la universidad, Eloise, de carácter reservado y exacerbada timidez, tendrá que padecer de las burlas y hasta el desprecio de sus otras compañeras, abandonando la residencia que compartía, para luego alquilar una habitación en la casa de la Señora Collins (Diana Rigg), una anciana que la ayudará a viajar en el tiempo y así poder conocer en persona a Sandie (Anya Taylor-Joy), una magnética cantante de la década de los sesenta.
Desde la puesta en escena, pasando por su estilizada estética y también en la propuesta narrativa se aprecia que el director de El misterio de Soho es un gran admirador/ conocedor del cine del pasado, en este caso de los 60’s. La reconstrucción de época del Soho, donde Eloise caminará deslumbrada, está realmente muy lograda. Carteles de cines alegóricos, un magnífico vestuario, pegadizas canciones pop y de espíritu alegre y encantador. Pero detrás de toda esa magia del Swinging sixties inglés se oculta una verdad mucho más perturbadora, abusadora y violenta. Y será Sandie, una soñada Anya Taylor-Joy, quien pagará por su belleza y talento ante un mundo que todavía era dominado por un machismo acérrimo y dominante.
Tal es el asombro de Eloise, quien miraba ese mundo nostálgico como ideal y único, cuando las cosas comiencen a ponerse turbias y oscuras. Es en ese tramo de la película que el director toma recursos provenientes del subgénero italiano, Giallo, aquel que nació en la misma década y que relataba historias de misterios, crímenes y sexualidad de la mano de directores como Mario Bava, Darío Argento o Lucio Fulci.
La música ocupa un lugar importantísimo en la película, en realidad en toda la filmografía del director, también responsable de Muertos de Risa (2004), Scott Pilgrim vs. los ex de la chica de sus sueños (2010) y Baby, aprendiz del crimen (2017). Temas de músicos como Cilla Black, Petula Clark, Barry Ryan, Dusty Springfield o Sandy Saw, que formaron parte del movimiento musical y cultural Mod, que lideraron las bandas The Who y The Kinks, acompañarán en su recorrido por las calles de Soho a las protagonistas Eloise y Sandie. Y también nos dan evidencia del gran impacto social que dejaron en aquella estructurada sociedad inglesa.
Cinefilia, citas, homenajes (fue el último trabajo en vida de la actriz Diana Rigg, todo un icono de los 60’s gracias a su papel de Emma Peel en la serie Los Vengadores), música a Go-Go, cabellos batidos y sueños rotos. Estas serán las premisas de El misterio de Soho, un intenso y por momentos terrorífico relato que nos deja como simple moraleja que no todo lo que brilla es oro.