El molino y la cruz invita al espectador a reconstruir, a partir de dibujos previos de Bruegel, el significado profundo de las escenas. Siguiendo los dibujos del pintor, el espectador puede apreciar una historia de coraje, rebeldía y sacrificio, y como un detective en un camino de pistas, encontrar el lenguaje de los símbolos. Bruegel fue y aún lo es, el filósofo más sabio entre los pintores. En muchos de sus trabajos trata de ocultar lo evidente plantando detalles en otro lugar de su obra que distraen al observador. Lo oculto debe ser palpable, esa era la estrategia para mostrar la quintaesencia del sufrimiento. El que sufre esta solo, abandonado, olvidado, nadie se preocupa por él. Los demás tienen que vivir su vida y aprovecharla al máximo, cueste lo que cueste.