Sin escrúpulos
Cuando uno se sienta a ver El movimiento del director argentino Benjamín Naishtat, no espera que empiece de la manera que empieza, tan cruda y fascinante, más cuando se entera de que el rodaje duró solamente diez días.
Con total ausencia de colores en todo el film, el blanco y negro que se impone durante los 70 minutos, otorgan ese toque nostálgico que necesita una película que mezcla el western, el thriller, lo gauchesco y la epopeya histórica. Hay que hacer una mención especial al final como falso documental, el cual es un detalle de originalidad excelente. El guion, a pesar de ser algo complicado, es de buena calidad, logra retener al espectador en su asiento queriendo escuchar más. Si hay algo que se le puede criticar, y esto es a modo de crítica personal, son los fundidos a negro constantes durante toda la película, que resultan algo molestas a los ojos.
Benjamín habló con el sitio Otros Cines sobre su película y contó cómo fue hacer una película con tan poco tiempo y plazo determinado para poder presentarla en el Festival de Jeonju: “El movimiento se filmó en diez jornadas y media, y toda la posproducción, incluyendo montaje, edición y mezcla de sonido, efectos y dosificado, se hizo en menos de dos meses. A la distancia pienso que aceptar la invitación y esos plazos que eran los necesarios para llegar a Jeonju con la película terminada fue algo temerario y voluntarista, una sobreestimación de la propia capacidad. Dicho eso, fue una experiencia emocionante, llena de vértigo. La experiencia de Historia del miedo había sido completamente distinta, marcada por la paciencia y perseverancia de los años de talleres, laboratorios y aplicaciones a fondos. Indudablemente el tiempo del proceso creativo y de producción incide en el tempo de la película y creo que ahí donde Historia del miedo resultó un film sumamente cerebral, con todo lo tedioso que eso puede resultar, El movimiento es una propuesta más frenética e instintiva. La contraparte obvia es que con más tiempo algunas cosas hubieran madurado un poco más, particularmente en el montaje”.
Hablando para Télam también contó sobre qué trata la película: “Es una historia situada en una especie de tierra de nadie en un momento fundacional de la Argentina donde el protagonista intenta encarnar todo a la vez, las reglas y la autoridad, sabe qué hay que hacer, cómo hacerlo y cree que él tiene que hacerlo, sufre una especie de cosa mesiánica”
Actores:
Pablo Cedrón: lo que logra este actor en El movimiento es algo que supera la expectativas del espectador. Logra traspasar la pantalla y empatizar con el espectador. Naishtat le contò a Telam quién es el personaje de Cedrón: “Este personaje interpretado por Cedrón es una especie de psicópata que al mismo tiempo es muy sensato e intenta empatizar con la gente. En ese sentido, la película es un retrato casi grotesco de un político de aquella época, que se presenta como la encarnación de todas las esperanzas, y que en realidad está incubando una sed de poder y de afirmación de su personalidad”.