Un título visualmente prolijo que a pesar de ciertos cripticismos se molesta en establecer una narración.
Cuando un director tiene algo que decir sobre el mundo que lo rodea puede inclinarse por un enfoque literal y cotidiano, o bien, y esto es considerado un curso de acción mucho más inteligente, tomar la historia y/o las convenciones de un género específico para, con mucha sutileza, hablar de un problema actual. Estas para mí son las habas que se cuecen en esta concisa propuesta que es El Movimiento.
Claridad y Densidad
El Movimiento tiene lugar en 1835, con la Argentina surcada por la peste y la anarquía. En este escenario, un político, acompañado de sus dos lacayos, surca el país buscando reclutar miembros para lo que él llama “El Movimiento” y según él, “depurar el país”, aun si esto implica matar y saquear a aquellos que se opongan a unírseles.
Aunque el desarrollo del guion de El Movimiento sea a veces críptico, no se puede negar que tiene una premisa dramática muy clara y un recorrido muy conciso (70 minutos) que el espectador que no suele tener paciencia con este tema.
No obstante, El Movimiento es una película que llega a las salas con algo que decir, y si bien los más curtidos en materia histórica y política sabrán reconocer el subtexto desde la primera escena, el desenlace lo deja tremendamente claro y, lo más importante, no se lo deletrea al espectador; las imágenes y las acciones de los personajes hacen el trabajo.
Por el costado técnico, hay una reconstrucción de época (en materia dirección de arte y vestuario) que si bien no sumerge es completamente creíble. No obstante, es de destacar la nítida fotografía en blanco y negro que se limita a los personajes y nada más, haciendo un uso frecuente de primeros planos de índole expresionista. Hay segmentos en donde no hay otro fondo que la oscuridad y da la impresión que estamos ante un teatro cinematográfico.
En lo que respecta al aspecto interpretativo, Pablo Cedrón gobierna la película con una confianza y una convicción que es muchas veces el norte por el que se guía el espectador. Hay ocasiones que no tenés idea quien es este personaje, o que es lo que quiere, pero te queda claro que sea lo que fuere, este lo quiere con pasión a tal modo que es capaz de hacer lo que sea. Incluyendo acciones cuestionables.
Conclusión
El Movimiento es una película de ideas, de imágenes claras, y con el drama justo. No es una película para todo el mundo, pero el uso del subtexto en la narración, es decir el uso de las circunstancias históricas para hablar de problemas actuales, interesará a aquellos con inclinaciones de curiosidad histórica o sean versados en el análisis político. Es un testimonio críptico y directo, pero que no exige mucha paciencia del espectador que la elija.