Un director de cine publicitario infiel pasa a ser esclavo de un grupo de diosas celtas que tienen planificado el matriarcado en la Tierra. El film combina escalofríos, condena y humor negro, con secuencias logradas.
Con una acertada combinación de terror y humor negro, la nueva película de Fabián Forte -el mismo de Malditos Sean, La corporación y Socios por accidente 1 y 2- sigue apostando al cine de género con un fórmula que sitúa al narrador y protagonista en el mundo de los "muertos vivos"
Angel -Diego Gentile, el actor de Relatos salvajes y de la exitosa pieza teatral Toc Toc- es un director de cine publicitario adicto a las mujeres y al sexo. El inconveniente es que está casado con Lucila -Moro Anghileri- y sus infidelidades le costarán caro cuando sea "castigado" por un grupo de diosas celtas -Emilia Atias, Julieta Vallina, Viviana Saccone- que usarán su sangre para intentar revivir a la diosa "Macha", transformando su vida en un tormento. Angel deambulará por la tierra como un "muerto vivo", un alma en pena que conocerá un verdadero calvario familiar y social.
Forte dispara una crítica al mundo machista a través del punto de vista del protagonista que descansa -¿en paz?- en la mesa de una morgue. Ese comienzo, disparatado y tenebroso, encarrila el relato hacia una historia que entretiene con buenos rubros técnicos y una trama que se codea con el terror pero sin llegar a instalarse en él.
Simplemente el humor le sirve como disparador para mostrar cómo el cuerpo de Angel se está transformando ante los ojos de su pequeña hija -al igual que en El payaso del Mal- y de su esposa engañada.
Con el juego del "cine dentro del cine" -el rodaje de la publicidad del perfume Pamuk- y lo pesadillesco que cobra presencia en el mundo cotidiano, mezclando realidad y toques fantásticos, El muerto cuenta su historia funciona con su visión hilarante y tenebrosa. La escena de la morgue recuerda a varios filmes Clase B, con el médico forense pidiendo un sandwich para su almuerzo, entre tripas y una presencia siniestra.
El resto es desparpajo, como la cena entre los muertos, y los toques de seducción de la modelo publicitaria, mientras una extensa lengua contagia a todos del peligro que se avecina entre los mortales.