El Muñeco de Nieve: Invierno sangriento.
Michael Fassbender es un detective alcohólico a la caza de un asesino serial en este nuevo thriller invernal producido por Martin Scorsese.
La dirección es el aspecto individual más importante en toda la producción cinematográfica. Hay muchos ejemplos de simples historias, guiones mediocres o actuaciones subpares que terminan “salvados” por un buen director. Sin hacer milagros, una gran dirección puede subir el nivel de casi cualquier proyecto. Pero a pesar de su importancia, la realidad es que el cine es una disciplina en conjunto, un arte de grupo en el que incontables engranajes deben funcionar en sintonia para entregar una producción de calidad.
Michael Fassbender interpreta a nuestro protagonista, el detective Harry Hole. El caso a resolver no arranca inmediatamente, por lo que nuestro interés debería ser cautivado por el personaje principal. Pero a pesar de contar con todos los ingredientes para hacerlo, el film no logra establecer a Hole como un personaje atrapante. El intentar mantener la relación con su hijo tras su separación, su adicción al alcohol y su habilidad detectivesca son elementos más que suficientes para crear un anti-héroe atractivo pero a pesar de una buena actuación por parte de Fassbender, no logra cumplir ninguna expectativa.
Basada en la novela del escritor noruego Jo Nesbø, la elección de material parece haber condenado un poco al resultado. Se trata de la séptima novela en la serie que sigue los casos del legendario detective Harry Hole. En el film, lo único que tenemos es una breve mención de su estatus como leyenda (con sus casos llegando a ser objeto de estudio) pero no realiza ninguna acción durante toda la película que amerite algo parecido. La trama trata a Hole como un genio detective caído, atrayendo tanto el interés y admiración de su propia compañera de caso (Rebecca Ferguson) como el del mismísimo asesino. Con un mejor guion y un actor más entrado en años, podría haberse transmitido mejor algo que solo termina de cerrar una vez sabemos que se trata de un caso puntual ocurrido en el medio de una ilustre y larga carrera por parte de un legendario detective de la ficción europea. Pero claro, la atracción de un actor del renombre y popularidad de Fassbender también hace posible que la película pueda tener las libertades (sangre, duración, presupuesto) de las que goza, seguramente el director junto a los productores eligieron este preciso tamaño de jaula para encerrar a su bestia.
Si el protagonista deja mucho que desear, lo único que queda es centrarnos en el caso a investigar: un asesino serial que señala sus asesinatos armando un muñeco de nieve cerca de sus victimas, todas ellas madres. En la segunda parte de la película, el misterio va creciendo de buena manera e inclusive tendremos algunas secuencias dónde veremos lo mejor que la película tiene para ofrecer: bellos planos mostrando el escenario idóneo (noruega invernal) para un lento misterio, así cómo también pequeños acontecimientos y personajes que el guion impone para llevar de gran manera el desarrollo de la intriga. Todo va bien hasta que llegamos a la resolución del mismo, ausente de cualquier tipo de emoción, mostrándonos que se trataba de un pequeño enrollo resuelto sin demasiada complicación a pesar de una superficial complejidad. Personajes, y actores, que se suman a la trama para irse sin haber hecho mucho, sin haber tenido peso en ningún acontecimiento o avance real.
Solo con breves pinceladas notamos la cuidadosa selección de planos de las que gozaron los últimos trabajos del director sueco Tomas Alfredson (Let The Right One In, Tinker Tailor Soldier Spy). La dirección de fotografía y de arte son uno de los grandes deberes de El Muñeco de Nieve, aún contando con unas cuantas posiciones creativas de cámara y la inherente belleza de los paisajes noruegos el film nunca transmite ningún tipo de identidad o personalidad visual. En la cinta conviven secuencias de un enfoque y pulso destacables con otras que parecen haberse concretado en apuros con el único objetivo de salvar mal material, como cortes rápidos que prefieren crear confusión antes que mostrar lo que logro crearse en cámara.
El montaje es la herramienta vital para dictar el ritmo de la historia, como una buena banda sonora puede encantar gracias a una gran aplicación en un film, también así puede lograrse una película atrapante y dinámica gracias a una excelente edición más que a un decente guion. En este caso, el montaje le suelta la mano a la cinta. Con secuencias puntualmente terribles, como los primeros minutos y una rápida secuencia de juego de manos en el final, tenemos una trama que no solo no logra beneficiarse sino que termina siendo perjudicada por un muy mal trabajo de montaje.
El mayor halago que se le puede hacer a la película tiene más que ver con su forma de venderse. El trabajo de marketing intenta, y hasta algún punto parece estar logrando, vender todo aspecto superficial de la película. La figura “siniestra” de muñecos de nieve marcando muerte, el escenario nevado, el sufrido detective de Fassbender, todos y cada uno de estas facetas ignora por completo el núcleo del film a sabiendas de que en el fondo no hay mucho que valga la pena vender. De hecho, particularmente en los trailers se pueden apreciar un gran numero de secuencias que luego estan ausentes del corte que podemos ver en las salas. Esto, sumado a las secuencias editadas muy pobremente como apurando y escondiendo cosas, parece indicar que hubo mucha mano metida del estudio y que el director Alfredson no tuvo voz en la decisión final, sino que el mismo estudio decidió tomar las riendas del corte a mostrar en cines. Desgraciadamente, por como es el director dudo que nos saquemos la duda con algun Director’s Cut.
Con breves momentos de entretenida intriga, The Snowman es un film que no llegara a satisfacer ni a los entusiastas del género de misterio. Personajes aburridos y una trama mediocre contada de manera irregular resultan en una historia con poca personalidad que lo único que logra es, por momentos, alcanzar un cierto atractivo visual.
El cine es un trabajo en equipo, y no hay rol más importante en ese equipo que el de director. Pero, a pesar de que nos llenemos la boca llamándolo el séptimo arte, la realidad es que el cine es una industria. Un negocio dónde los estudios deben cuidar sus inversiones, sea “sugiriendo” una estrella como Fassbender o arruinando el trabajo de artistas en pos de una mayor ganancia: esas son las reglas del juego.