En una época en donde el consumo audiovisual parece inclinarse más hacia las series que el cine, The Snowman, basada en el best seller del noruego Jo Nesbø, es uno de esos casos en donde el espectador sentirá que el formato se prestaba más para miniserie que para película. Concluido el metraje, la primera impresión podría ser que todo se ha resuelto, pero a tan solo centímetros de despegar el ulterior de la butaca, es probable que una sensación de que algo ha quedado inconcluso invada el cuerpo.
Cual víctimas del asesino perseguido por el detective Harry Hole (Michael Fassbender), la información es retaceada y ofrecida progresivamente como todo buen thriller debe hacerlo, hasta llegar a un climax un tanto predecible en el acto final. No por ello el espectador perderá el interés en la trama a lo largo de los 119 minutos de metraje, pero quizás sí la sensación final no sea la mejor.
El enorme abanico de sospechosos y personajes que compone el film cumple la función de distraer al espectador y permitirle al director cambiar las piezas de lugar como en un enorme rompecabezas, pero también provoca que muchas de estas subtramas pasen al olvido y queden sin resolver.
Tratándose de un director solvente y seguro (Thomas Alfredson, responsable de Let the right one in y El topo), el producto final da la sensación de haber sido apurado y cortajeado en post-producción por una mano ajena. Quizás uno de esos productores que tantos dolores de cabeza traen a los realizadores.