Beber para pasar el invierno.
Investigar homicidios en Oslo deja tanto libre que su detective estrella puede pasarse días borracho sin aparecer por la oficina sin que nadie note mucho su ausencia. Harry Hole (Michael Fassbender) es el clásico policía brillante heterodoxo, incapaz de congeniar con sus compañeros y con problemas de alcoholismo. Pero está en un contexto no tan clásico; la nevada Oslo tiene una inconveniente escasez de homicidas, ni hablar de asesinos seriales. Es sólo tras descubrir la investigación paralela que la joven oficial Bratt (Rebecca Ferguson) está haciendo sobre casos antiguos sin resolver que se convence de relacionar una reciente desaparición a una serie de homicidios sin resolver a lo largo de los años. Siguiendo el rastro desde su ciudad de origen hasta Oslo ella está convencida de que el asesino es una popular figura pública, pero Harry Hole tiene sus propias teorías sobre el misterioso asesino que le envía una nota para burlarse de él.
Un caso muy frío:
La trama de la película avanza por dos ejes además del obvio de la investigación del caso, por un lado la relación entre Harry y el hijo de su ex pareja que lo ve como lo más cercano a un padre que ha tenido en la vida y por otro una serie de flashbacks al seguimiento que otro policía hizo del mismo asesino una década antes, ambas ramificaciones de aporte muy poco claro a la construcción del conjunto.
Para ser una película basada en una novela exitosa, El Muñeco de Nieve tiene incomprensibles problemas de guión que hacen sospechar un muy pobre trabajo de adaptación porque comete los dos peores pecados que puede tener un policial: no generar suspenso ni intriga y subestimar al público al punto de remarcar lo que está viendo más de una vez, asegurándose que quede claro lo que le están tratando de decir. La trama familiar y los flashbacks al pasado entran tan forzados que vuelven evidentes los motivos para estar ahí; pero probablemente lo más imperdonable es que su villano sea completamente chato e intrascendente, sin motivaciones ni carisma que lo vuelvan medianamente interesante salvo por su aparente súper poder de teletransportarse a cualquier sitio cada vez que el guión lo necesita, sabiendo cada paso de sus víctimas por anticipado sin intentar hacerlo creíble ni que le alcance
No es que no se vea potencial para una buena historia sino que la película parece obligada a recortar mucho contenido que le hubiera dado sentido a la trama y ni siquiera eso hace que gane en ritmo, porque en el fondo es muy poco lo que sucede y las conexiones entre pistas terminan siendo absurdas o forzadas. No hay una cacería, no hay duelo de inteligencias entre criminal y detective; las cosas simplemente suceden hasta que el caso se resuelve prácticamente solo; El Muñeco de Nieve incluso tiene el dudoso honor de lograr materializar un montaje atolondrado y a la vez lento. Ni el modesto uso del paisaje natural ni unos intérpretes correctos que no tienen la culpa de recibir personajes bidimensionales sin nada que explotarles alcanzan para que resulte aunque sea algo pasatista
Conclusión:
No hay casi nada rescatable en El Muñeco de Nieve, un policial que no genera intriga es como una comedia que no hace reir.