El Muñeco Diabólico: Chucky es un amigo fiel.
Chucky volvió a la pantalla grande actualizado y con un humor que entretiene y suaviza las muertes sangrientas.
El muñeco maldito vuelve, pero sin Don Mancini, su creador. Esto pudo haber creado varias controversias para los fans acérrimos pero al final es solo una película. En este caso Chucky llega actualizado tecnológicamente. No hay rituales ni nada de eso. Esto es un futuro no muy lejano en donde una madre (Aubrey Plaza) le regala a su hijo Andy (Gabriel Bateman) un muñeco “Buddi”, sin saber los fallos técnicos que tiene generando su naturaleza siniestra.
Lo interesante del film recae en el muñeco y en la historia contada por el guionista Tyler Burton Smith, dirigida por Lars Klevberg. Ambos siendo principiantes en esto del largometraje, pero salen bien parados, ya que Chucky trae consigo su clásico humor retorcido con algunos momentos y un buen uso de la tecnología, dándole quizá esa naturaleza que quizá un muñeco asesino no necesita, pero no es mal recibida.
La sangre está pero no es exorbitante. Las muertes son muy entretenidas pero no aterran hasta la médula, y Chucky es malvado pero te encariñas bastante. Pareciera que el film se queda en el camino pero en sí ese camino es muy entretenido. Desde un comienzo donde conocemos al muñeco y nos lo presentan como un ser en conflicto consigo mismo y lo que aprende de los demás. Violencia, malas palabras, y todas las malas influencias de los otros personajes. Hasta por momentos te da más miedo el ser humano que el simple muñeco. Es atractiva esta nueva mirada hacia el muñeco como si fuera una especie de AI trastornado, con un final con algunos clichés pero muy satisfactorio y que cierra por todos lados.
La iluminación es atractiva por momentos, con un uso de la cámara adecuado, hasta con la perspectiva de Chucky y utilizando las cámaras como diferentes puntos de vista.
Los actores y actrices hacen un gran papel, desde el pequeño Andy con un Gabriel Bateman que ya está acostumbrado a gritar frente a un monstruo (Lights Out) hasta Brian Tyree Henry (Atlanta) quien hace de un policía que cada tanto va a visitar a su madre. Todos tienen un papel bien usado en la trama. Como también el casi «gemelo malvado» de Jack Black (Trent Redekop) que puede ser más asqueroso que Chucky. No están de relleno, importan, aunque podrían ser más profundos. Pero acá no venimos a ver personajes, sino al muñeco, la estrella del film.
Mark Hamill es el encargado de la voz de Chucky, que suena tanto aterrador como tierno. Desde el comienzo casi que Chucky es el que sufre la película y reacciona como todos esperamos. Él luego empieza a aterrorizar pero no solo con cuchillazos, sino con un terror más bien ligado a lo psicológico. Esa vocecita, y la cantidad de referencias a Toy Story (Tanto como el nombre del protagonista, hasta una canción) hacen de esta película un hermoso chiste retorcido sangriento y agradable, donde el muñeco juega con nuestras mentes. Como solo Chucky podría hacerlo.
Si hay algo que la película logra es no aburrir. Chucky quizá no asuste como antes, pero eso el director Klevberg lo compensa con una nueva mirada sobre el muñeco que sigue siendo igual de feroz que antes, combinado con una trama intrigante estructurada correctamente.
Todos los elementos cumplen sus funciones como cada pieza del muñeco que forma a Chucky, quien controla todos los dispositivos electrónicos de una marca. Mezclando cosas de Terminator, Skynet, Black Mirror, Elon Musk con sus autos Tesla que se conducirían solos y la ya mencionada Toy Story.
Probablemente esto haya sido un movimiento de marketing en donde querían “competir” con Toy Story, con un guion correcto y solo para reírse de esto mismo. Fue bien aprovechado, dando risas e impresiones gratificantes para el amante del terror no tan serio. Chucky siempre será nuestro amigo fiel.