Crítica de 'El Muñeco Diabólico': El tiempo pasa y Chucky se pone tecno.
A preparase, porque estamos ante un reinicio audaz, inteligente y muy divertido. Sin dudas Klevberg sabe lo que hace y ha captado la esencia de la saga, de sus personajes y sobre todo la de nuestro colo maldito. Alejado de la magia vudú y reencarnaciones con asesinos seriales de temer, este remake apuesta por la tecnología, utilizando este recurso al máximo, y dando una bocanada de aire fresco a un mundillo ya harto repetido.
Pasemos al argumento, Karen Barcley (Aubrey Plaza) es la joven madre de Andy (Gabriel Bateman). Ella trabaja en una tienda de juguetes, donde la estrella es un muñeco llamado Buddy, tal es el éxito que está por salir la segunda versión de nuestro amiguito, que incluye robots con otros rasgos, color de piel y hasta un dulce osito. Karen tiene un novio que no le cae nada bien a Andy, además del niño tener que sobrellevar la muerte de su padre a tan corta edad.
Resulta que en una devolución de un Buddy defectuoso al local, Karen decide quedárselo para regalárselo a su hijo en su cumpleaños. Pero detrás de este simpático muñequito programado a través de inteligencia artificial, y que se maneja con una app, hay un empleado despechado (y mal pago) que al ser despedido decide vengarse hackeando sus protocolos de seguridad. Y no solo Karen y Andy sufrirán las consecuencias, también vecinos y amigos.
Al ser una máquina, Chucky no es malvado en esencia, sino que se obsesiona con proteger a su mejor amigo y cual psicótico toma todo lo que este dice de manera literal. A ver, no tiene noción de lo que es el bien y el mal. Por ejemplo, en una escena muy entretenida observa con detenimiento como Andy y sus amigos, disfrutan y se ríen a carcajadas del grotesco y la carnicería que sucede cuando miran La Matanza de Texas 2. Momento que además de funcionar de forma metediscursiva en la cinta, da la pauta de como nuestro killer en potencia aprende a utilizar una cuchilla y se atreve a imitar esta conducta que tan feliz hace a su amo.
La franquicia creada por Don Mancini, si bien en un principio (a pesar de ser clase B) se tomaba más en serio la premisa de generar climas de terror; con el tiempo dio paso a la autoparodia, a la comedia negra, sumados los ingredientes gore. Más que nada cuando salió a la luz La novia de Chucky, y la brillante El hijo de Chucky, donde además de los guiños cinéfilos y la participación de John Waters, despliega la tragedia griega de Edipo con nuestros muñecos regalándonos un final apoteótico.
Justamente el remake de El Muñeco Diabólico diríamos que empata con esta última en cuanto a solvencia narrativa, incluso puede ser superadora porque logra equilibrar todos los estados: el emocional, el sustento paródico y el horror. La puesta en escena es sorprendente, prepárense para ver los crímenes más delirantes; y además de las buenas actuaciones, Mark Hamill da vida al mejor Chucky de la franquicia, le brinda los tonos y el humor justo.
Lo bueno es que la cinta se toma tiempo para desarrollar esta historia que además de divertirnos, plantea unos pasajes de suspenso de lo más perturbadores. De paso también hay un disertación algo crítica al avance desbordado de la tecnología, lo cual abre paso a un final salvaje digno de un episodio de Black Mirror. Sin dudas este reboot es todo lo que está bien y más. ¡Nos declaramos fans!