El Colegio Nacional de Buenos Aires, más conocido como “El Colegio” o “El Nacional”, es una institución, una tradición, un ámbito de pertenencia, prestigio y distinción desde su fundación allá en el lejano 1863. De sus claustros han surgido presidentes, jueces, legisladores, intelectuales y guerrilleros. Sí, buena parte del poder se formó en esas aulas de Bolívar al 200, muy cerca de la Plaza de Mayo.
Alejandro Hartmann, él mismo egresado del Buenos Aires y que en aquel entonces tenía un hijo en el colegio (Ciro Hartmann Martín, encargado de la música del documental), comenzó a rodar El Nacional en el inicio del ciclo lectivo de 2018, que sería el último de la gestión del cuestionado rector Gustavo Zorzoli. Eran (siguen siendo) tiempos convulsionados: al cambio en la rectoría (en su reemplazo asumiría Valeria Bergman) se le sumó la renuncia del presidente del Centro de Estudiantes y múltiples denuncias de abusos y acosos, así como la conformación del colectivo Mujeres Empoderadas y la militancia feminista dentro y fuera del Colegio (fueron partícipes importantes de la marea verde que peleó por la sanción de la Ley del Aborto).
Hartmann, siguiendo el espíritu de pioneros como Frederick Wiseman, apuesta por una observación respetuosa y no intrusiva, aunque no por eso objetiva o anodina. La cámara acompaña de cerca a las chicas y chicos en sus asambleas, sus tomas, sus campañas electorales rumbo a las elecciones o su dinámica cotidiana en el Colegio. El resultado es un retrato íntimo e intenso que va desde los debates (como la ya célebre entrevista en la que el reaccionario periodista Eduardo Feinmann intenta sin suerte desacreditar a la flamante presidenta del Centro de Estudiantes, Juana Garay) hasta fragmentos de trabajos previos sobre el Buenos Aires (como El rey tuerto, de 1991), pasando por la descripción de la organización interna que incluyen clases de Latín o reuniones de la Cooperadora.
Más allá del retrato institucional, lo más interesante y valioso de El Nacional es la exposición de un cambio de paradigma: de un colegio dominado por una cultura machista y patriarcal a otro donde la política pasó a ser manejada prácticamente por completo por esas chicas empoderadas y superpoderosas frente a unos varones aterrados por la ola de denuncias y cuestionamientos.
Aunque ya han pasado cuatro años (luego vendría la pandemia), El Nacional no deja de tener actualidad, vigencia y pertinencia. Y, si algo afortunadamente ha cambiado para siempre en ese ámbito, quedará como registro de un período de profunda renovación, un punto de inflexión. Hartmann, que este año también presentó en el último BAFICI un documental con muchos más recursos pero menos impronta personal como El fotografo y el cartero: El crimen de Cabezas, consiguió adentrarse en un universo fascinante, lleno de matices y contradicciones, que logró captar y transmitir en este notable trabajo.