Cuatro travesías épicas realizadas entre 1931 y 1955, entre ellas la primera vuelta al mundo en solitario doblando el temible Cabo de Hornos, encumbraron a Vito Dumas como el navegante solitario más grande de la historia, elevándolo al Olimpo de los ídolos populares. Pero todo héroe también desciende a los infiernos. La envidia de unos y el odio de otros desvirtuaron su figura hasta intentar convertir a Dumas en el “innombrable” de la náutica argentina.