Blas Eloy Martínez es el notable director de una película singular: la vida de un notificador judicial, generalmente portador de graves noticias de algún proceso en la Justicia. El protagonista (Ignacio Toselli) pierde su vida en ese laberinto burocrático que por propia experiencia tan bien conoce el director. Un destino de soledad y alienación que atrapa al espectador.