George Clooney resulta creíble como el americano del título (original), así como el asesino del título (local). Parco, escueto, lacónico, Jack/Edward es un matador ermitaño en constante movimiento. Un “trabajo” en Suecia acaba de forma imprevista y decide retirarse un tiempo a una pequeña ciudad medieval italiana. Durante su estancia, acepta el encargo de un contacto misterioso para fabricar un arma. Jack se recrea en la serena tranquilidad que le proporciona su nuevo hábitat: se hace amigo del sacerdote del pueblo y tiene una apasionada relación con la prostituta Clara.
El director Anton Corbijn brinda una película cerrada: “The american” es un thriller clásico pero reposado, centrado en la solitaria figura siempre alerta de Clooney. Los parajes italianos y la fotografía son para admirar, con preciosistas planos generales desde todas las angulaciones de cámara (especialmente cenitales) y la saturada iluminación nocturna, con filtros rojos y verdes en interiores, y anaranjados en exteriores.
No es de extrañar que algunos espectadores se sientan decepcionados al verla, dado que predomina un ritmo muy acompasado, y el guión es bastante plano, sencillo, nada remanido y con algunos pocos apuntes de suspenso. Al margen, la presencia del astro hollywoodense, que intercala filmes ultra comerciales con otros como éste, más lo apuntado acerca de la fotografía y la puesta en escena, hacen de “El ocaso de un asesino” un tibio entretenimiento, bien filmado, pero olvidable a futuro.