George Clooney sigue alternando películas comerciales con otras “con inquietudes” como esta El ocaso de un asesino que intenta –infructuosamente- desarrollar el perfil psicológico de un personaje retraído y con menos onda que Ricardo Fort (y esto no es poca cosa, señores…). La historia es básica hasta decir basta, la intriga directamente no existe y los tiempos muertos escogidos por el director Anton Corbijn para la narración, más que a la reflexión incitan al aburrimiento. Se entiende la intención pero una cosa es el guión de La conversación de Francis Ford Coppola (un título que me vino a la mente varias veces durante la proyección aunque también me vino a la cabeza un sanguche de milanesa, entre otras cosas…) y otra muy diferente el de esta obvia adaptación fílmica de una novela de Martin Booth. El final es escandalosamente patético pero no son todas pálidas: la planificación visual de Corbijn se destaca por méritos propios y también están muy bien escogidas las dos chicas que rodean al protagonista (con especial lucimiento para la exuberante y muy natural Violante Placido). En líneas generales, un filme tan irregular como fallido...