El ocaso de un asesino, también conocida como la última de Georges Clooney, es lamentablemente, una decepción.
La historia ya fue vista muchas veces en el cine - un asesino a sueldo descubre el amor, lo cual lo hace querer desprenderse de una vida de pecado, pero para lograr la tan enhelada redención deberá realizar un último trabajo. Es la historia de El perfecto asesino, de Luc Besson, entre tantas otras. El film no posee en este sentido ninguna originalidad, y pese a plantearse como "independiente" respeta a rajatabla los elementos del género: Chico malo se enamora de prostituta buena, se hace amigo del cura del pueblo y ahora sólo mata en defensa propia...casi.
El film es predecible hasta hacernos enloquecer, y la resolución final es una salida bastante fácil - y poco verosímil- para cerrar la historia...desaprovechar de esa manera la oportunidad de utilizar una procesión religiosa como escena de acción en un film sobre asesinos, es - valga el juego de palabras - un pecado.
Por otro lado, parece el destino de los actores que han logrado el mote de "serios", ganadores de premios de la Academia, realizar roles ascéticos; personajes que trabajan desde la contención más que desde el histrionismo...no hay ni una sonrisita seductora con la que viene haciendo suspirar a millones de mujeres desde la serie E.R. de parte de Clooney en este film. Y seríamos los primeros en alabar que haya pasado de este empacho seductor, pero...su actuación contenida, más que contenerse, coquetea con el nihilismo. La gracia está en llegar al límite y nunca estallar, y no en la inexpresión.
Una pena por el bueno de Georges, pero a no desanimar que igual iremos todos al cine a verla...porque es la última de Clooney.