El fin de los mitos
El escritor, sociólogo y filósofo argentino Juan José Sebreli se define a sí mismo como un nadador que va contra la corriente y que por ello mismo ha tenido que pagar un precio: el de estar por fuera de la fama, circulando por la tangente de lo que vendría a ser un sistema ya establecido. Sin embargo, sus ideas generan adeptos por ser polémicas. Y de eso se trata El Olimpo vacío (2013) dirigida por Pablo Racioppi y Carolina Azzi. Una película documental sobre el escritor que cuestiona a cuatro grandes mitos argentinos: Carlos Gardel, Eva Perón, El “Che” Guevara y Diego Maradona.
Juan José Sebreli acaba de ganar el premio Debate-Casa de América y por ello tiene que viajar a Europa. El documental sigue toda su travesía desde Buenos Aires hasta España donde recibe el premio. Y después se lo ve recibir a todo el mundo, dando entrevistas para radio y televisión, y ahí es donde comienza a extender sus ideas sobre su libro ganador Comediantes y Mártires para todo el filme. Desmenuza y da su verdad sobre lo que viene a ser un engrandecimiento nacionalista y populista sobre las figuras de Gardel, Evita, el Che y finalmente Maradona, que si bien son atractivos para las masas, significan otras cosas y traen a colación otros significados y juego de intereses que la misma sociedad argentina parece ocultar o no querer sacar a la luz.
El documental, dividido en cuatro partes, es interesante por volverse un estudio sobre lo mediático que han sido cada uno de los mitos, contraponiendo siempre por un lado, el material de archivo que es presentado en un montaje muy rítmico y propio de la televisión; y del otro lado, la figura mesurada y tranquila, no menos directa y suelta para hablar, de Juan José Sebreli. Es sorprendente que en esa contraposición se construya fiel a un documental histórico, un relato que normalmente no se dice o no se menciona, pues si por algo se caracterizan los mitos, es por no ser tocados ni movidos de su pedestal.
¿Qué los convierte en mitos? ¿Qué los volvió así? ¿Fue un juego de la suerte? O ¿realmente fueron necesarios para la sociedad argentina que se apasiona por ellos y por muchas cosas de manera desenfrenada? El documental empieza abrir estas preguntas conforme se desarrolla y es imposible no dejarse contagiar por ese procedimiento. Sin duda potenciado por Sebreli; pero también porque dentro de la película, de forma alternada, se presentan personas de opiniones opuestas a Sebreli y entonces se genera un debate donde el espectador, literalmente, es quien sacará sus propias conclusiones.
La trampa, como en un relato de Jorge Luis Borges, una sociedad argentina que crece sobre eso, sobre un populismo innato y la búsqueda constante de una figura líder, que si bien puede estar donde está por otros motivos no deja de ser lo que lleva hacia adelante. Y entonces se construye el mito, como sucedió con los cuatro presentes en esta película. Y también se muestra que aunque se han convertido en figuras insondables, hay una cara en cada uno de ellos (que es el centro de lo que los sostiene) que muestra que se formaron sobre el vacío, sobre un contexto oportuno y luego se quedaron ahí, posicionados. Ésta película va contra eso, su estructura está hecha para enfrentarse al olimpo mismo de los argentinos (que dicho sea de paso se sostiene sobre un discurso del poder) y uno a uno los va destronando a cada uno a partir de la duda y la sospecha. Es así que la película es un crescendo que apela a voces e imágenes mediáticas nada más para golpear directamente en la mente más conservadora.