Basada en la novela de Pablo Ramos, con guion del propio autor, esta película consigue momentos de evocadora belleza gracias a las elecciones visuales de su director, Oscar Frenkel, que recrea el universo del libro con imágenes que se apartan del realismo sin caer del todo en la fantasía. Casi como si estuviera proyectando los recuerdos teñidos de nostalgia, dolor y emoción de su protagonista, Gabriel, el Gavilán. El film transcurre en el verano de sus doce años, en el momento justo en que la infancia empieza a transformarse en otra cosa. Un material rico que el relato aprovecha aunque la voz en off del narrador (Ramos) exagere el apego a su origen literario.