Oscar Frenkel adapta la primera parte de la trilogía creada por Pablo Ramos en el que el fin de la niñez posibilita la construcción de un relato sobre lo inasible, fugaz y efímero del crecimiento.
Lamentablemente Frenkel decide ser tan literal que la narración en off quiebra la poesía de algunas bellas imágenes que otorgaban vuelo a un relato fallido.