La liga de la magia
Sinceramente el tráiler no decía mucho y los personajes no generaban demasiada empatía, pero el film de Peter Ramsey gana en muy buena ley su espacio dentro de la por demás extensa producción animada de este año. Y, más y mejor, vence los prejuicios de este cronista, que fue al cine con el termómetro de la expectativa bordeando el grado cero. El origen de los guardianes, nueva producción de Dreamworks (que lentamente va encontrando el tono adecuado película a película: ya casi no hacen cosas que den vergüenza, como El espanta tiburones o Monstruos Vs. Aliens), se basa en un material preexistente, unas novelas creadas por William Joyce (el autor del libro en el que se basaba también La familia del futuro), en la que personajes como Papá Noel, el Conejo de Pascuas o el Hada de los Dientes trabajan en una especie de grupo de elite para proteger a los más chicos de ese mal conocido como miedo. Casi casi como Los vengadores o La liga de la justicia, pero con una cuota mayor de sensibilidad. Es que cada personaje representa una entidad milenaria en eso de hacer creer a los más chicos que la magia existe en este mundo.
El origen de los guardianes tiene bastante de comedia y mucho de acción y aventuras, y sin sobresalir necesariamente en ninguno de los dos apartados, logra fusionar adecuadamente ambos rubros con algunas secuencias vertiginosas y con mucho ritmo. En eso mantiene la línea Dreamworks del correr y pensar poco. Y se agradece, ya que si bien hay bastante de moralina dando vueltas (se entiende, es casi un cuento navideño) y no se evita la cuota truculenta en el personaje de Jack Frost (un adolescente salido casi de un texto de Dickens), lo fundamental en la película está dado por el movimiento y por cómo esos personajes se comportan dentro de esa velocidad que imprime Ramsey. Tal vez el mayor problema de El origen de los guardianes sea que en definitiva nada de lo que se ve sea del todo original (esos duendes, por ejemplo, le deben mucho a los minions de Mi villano favorito, y el vilano tiene bastante de lord Voldemort). Pero en todo caso, lo novedoso está dado aquí por un diseño visual ajustado y coherente con el desarrollo de cada personaje y con la despreocupada versión que se ofrece de Papá Noel o del Conejo de Pascuas (si bien hay amenazas, no terminan siendo del todo unos pelmazos).
Posiblemente uno pueda acusar a El origen de los guardianes de ser tremendamente tranquilizante en relación a la muerte, pero no se pueden negar sus virtudes como entretenimiento.