Christopher Nolan es un artista, un constructor de ideas que las modela, les da forma, las pule, las hace brillar y se las regala al espectador a cambio de algo, algo que él no percibe, algo intangible, un pensamiento a favor o en contra, una simple sensación de que el creador de dicha obra está haciendo las cosas de manera diferente. El director apuesta a un cine muy jugado y complicado de lograr, pero principalmente se divierte con que el espectador pueda entender su mundo y aceptarlo. Esta película es su trabajo más personal, y a la vez el más ambicioso y difícil, un claro ejemplo de dedicación, lucidez, imaginación y originalidad.