"Inception" se había convertido, para mí, en la película más esperada de este 2010.
Y esto se debe a Christopher Nolan, quien se ha transformado en uno de los directores más interesantes de la última década, creando films inteligentes y, a su vez, entretenidos.
Tras un prometedor debut en 1998 con el largometraje "Following", su carrera fue evolucionando con cada uno de sus trabajos: la original "Memento", la remake "Insomnia", el reinicio de Batman con "Batman Begins", la mágica "The Prestige" y la excelente continuación del encapuchado, "The Dark Knight".
Luego de esa exitosísima última entrega, Nolan tenía la posibilidad de hacer lo que quisiera en Hollywood. Por suerte, eligió continuar en el género que mejor trabaja: el thriller psicológico.
Este guión comenzó a gestarse hace 10 años, cuando a Nolan le surgió la idea de escribir una historia que explorara su fascinación por los sueños. Durante todo este tiempo, el guionista/director fue reescribiendo este guión hasta obtener una versión que lo convenciera filmar.
La frase que me venía, una y otra vez, a la cabeza mientras miraba "Inception" era "Que imaginación!!".
Un relato original, ambicioso, complejo e inteligente, en donde se presenta una estructura narrativa que no resulta tan enredada como sus primeros trabajos ("Following", "Memento"), pero que igualmente requiere absoluta atención del espectador.
Durante la primer parte, Nolan aporta información necesaria para entender el esquema del relato y durante la segunda parte, permite que uno piense, descubra y disfrute lo que va ocurriendo.
Una película que exige una segunda mirada para descubrir detalles que seguramente se escaparon frente a una historia tan intensa.
La ejecución de este magnífico guión es perfecta, con un trabajo de dirección, fotografía, edición y musicalización que resalta el talento del director y su equipo.
Los diferentes niveles de sueños, y cómo los acontecimientos ocurridos en cada uno afectan al siguiente, definen distintos niveles narrativos que permiten combinar suspenso, drama y escenas de acción fantásticas.
Nolan no es un amante de los efectos generados por computadora y prefiere, siempre que sea posible, el uso de efectos tradicionales. La combinación de ambos hace posible darle un realismo increíble a cada secuencia de acción.
Cada uno de estos momentos de acción tiene un propósito dentro de la historia y no se introducen de forma forzada para generar entretenimiento sin sentido.
Si bien puede establecerse una relación con "The Matrix" y otros films, lo cierto es que hoy en día todas las películas son influenciadas por otras y el mérito está en saber reinventar los recursos ya utilizados en otras propuestas cinematográficas.
Leonardo DiCaprio interpreta a Cobb, líder de este grupo de ladrones de secretos, un hombre atormentado con algún parecido a su personaje de "Shutter Island".
Marion Cotillard es Mal, su esposa, en una excelente interpretación de una mujer con distintos matices.
El grupo de ladrones lo completan el genial Joseph Gordon-Levitt (que se luce en un rol más físico), un sorprendente Tom Hardy ("Bronson") y Ellen Page.
Ken Watanabe, un resucitado Tom Berenger y los ya clásicos colaboradores Cillian Murphy y Michael Caine (con una pequeña participación) cierran el elenco.
Con tantos personajes, sólo se dedica tiempo al desarrollo de la relación entre Cobb y su mujer, que es el punto más fuerte del relato.
No siempre una gran idea se transforma en una gran historia o en una gran película, pero Christopher Nolan consigue transformar un excelente concepto en un impresionante guión y ejecutarlo de manera brillante obteniendo un resultado alucinante.