El cambio de cuna, con peso político
Pasa muy de vez en cuando en la vida real, pasa cada tanto en la literatura y el cine. Alguna enfermera atolondrada, cansada, o indiferente se confunde y entrega a unos padres el bebé recién nacido de otros padres, y viceversa. Cuando se comprueba el error, la gente ya desarrolló demasiados vínculos de afecto, y cada chico tiene incorporados unos valores quizá contrapuestos a los que pensaban inculcarle sus padres biológicos. Quizá, muy contrapuestos. En eso de los chicos cambiados al nacer, hay casi siempre seis personas afectadas. Amén de hermanos y abuelos, vecinos y maestros.
"La vida es un largo rio tranquilo", de Etienne Chatiliez, o la reciente "Tal padre, tal hijo", de Hirokazu Koreeda, son dos historias muy buenas inspiradas en esos asuntos. A ellas se suma la que ahora vemos, de fuerte intensidad dramática y características muy especiales. Digamos solamente que todo empieza cuando Josef, hijo de Orith y Alon, va a hacerse la revisación médica para el servicio militar. Hay otro muchacho, Yacine, hijo de Said y Leila. Ambos nacieron en el mismo hospital de Haifa, pero después cada uno se crió de un lado distinto del muro. No anticipamos nada. La historia empieza ahí, y lo que puede pasar de ahí en más, ese es el tema.
La ironía es fuerte. Intolerable para algunos. Por lo común, los relatos de chicos cambiados al nacer ponen el acento en detalles risueños, de diferencias culturales o de carácter adquirido. Este, en cambio, pone el dedo en la llaga de diferencias mucho más graves. Y lo hace bien. Con mesura y a la vez con hondura, tanto reflexiva como interpretativa. Da para pensar, está sinceramente bien escrito, tiene un elenco digno de ver, y emociona.
Aplausos, para la directora Lorraine Lévy, mujer optimista, Noam Fitoussi, autor de la idea original, que propuso hacer un drama familiar antes que un alegato político, las actrices Emmanuelle Devos y Areen Omari, los jóvenes Jules Sitruk y Mehdi Dehbi, y la película entera, que atiende casi por igual la perspectiva de cada uno de los afectados. Vale la pena.