Cuando el conflicto entre Judíos-Palestinos se puede solucionar también a través del amor.
La historia gira en torno a dos jóvenes: un israelí, Joseph Silberg (Jules Sitruk) y un palestino, Yacine Al Bezaaz (Mehdi Dehbi). Ellos nacieron durante la Guerra del Golfo en 1991, en medio de los nervios, la confusión y los bombardeos en Haifa fueron entregados equivocadamente a sus familias, por lo tanto se criaron bajo costumbres diferentes desde lo social hasta lo religioso.
Todo se descubre cuando Joseph se presenta para cumplir con el servicio militar de su país y en los análisis de rutina se descubre que no es el hijo biológico de sus padres, se crio y creció como hijo de un Coronel del ejército israelí Alon Silberg (Pascal Elbé) y una psicóloga francesa Orith Silberg (Emmanuelle Devos) pero en realidad es hijo biológico de una familia palestina de Cisjordania y por otro lado Yacine es hijo biológico de los Silberg pero vive con los Leila (Areen Omari) y Said Al Bezaaz, (Khalifa Natour), acaba de regresar de Europa ha terminado exitosamente el Bachillerato y ahora su próxima meta es estudiar medicina.
Ambas familias se encuentran sorprendidas, sin saber que hacer y se sienten con una gran angustia, desbordados ante la noticia, los hombres lo encaran con dureza, en cambio las mujeres son mucho más tolerantes y quienes terminan tomando la iniciativa de contarles a sus hijos la verdad.
Esto trae aparejadas otras cuestiones, están de por medio las problemáticas religiosas, políticas y sociales, estas madres tienen la necesidad de poder abrazar a su verdadero hijo, de conocer más acerca de su personalidad, pero tampoco se pueden alejar de ese hijo que compartieron 18 años. Estos chicos también tienen inquietudes y se enfrentan a grandes dilemas.
La directora aborda temas muy difíciles como es la identidad pasando por lo político, social y religioso, se van haciendo distintas referencias, vemos las reacciones de cada uno de los personajes, la del rabino, los hermanos, los vecinos, las autoridades, los adolescentes y hasta los propios padres. La historia cuenta con grandes momentos de ternura, compasión, piedad, y violencia. Cuenta con grandes actuaciones, transmite al espectador lo que exalta, una historia inteligente, se van creando buenos climas, muy bien narrada y con una buena fotografía.