Quienes recuerdan el debut del modelaje al cine de Juliette Binoche en aquella “Mala sangre” de los 80 saben que siempre llenó la pantalla, que nació para ello. Lo sabe también uno de los más importantes realizadores franceses, Olivier Assayas, que tiene habilidad para el melodrama, el cine de género y la mirada sobre el propio cine desde una perspectiva humana. Justamente el film narra cómo una actriz madura cercana al retiro (Binoche) reacciona cuando el rol que la llevó a la fama se vuelve el trampolín para una joven estrella (la excelente Chlöe Grace Moretz). Hay un tema interesante además de la consabida reflexión sobre el paso del tiempo: si las criaturas que crea un actor le pertenecen o tienen una vida autónoma. Sostenido en un tono que recuerda a “La malvada”, es también un soberbio retrato femenino, de esos que escasean en el cine cotidiano.