Binoche, en una versión light de “La malvada”
Una actriz vuelve a la obra que la consagró de joven, cuando encarnó a una chiquilina de 18 capaz de envolver y destruir a una mujer grande. Ahora interpretará a esa mujer grande. Su papel de aquel entonces lo hará una estrellita loca, ya consagrada, que viene de hacer una megafantasía en Hollywood.
La obra que han de interpretar se llama "La serpiente de Maloja", y aplica con sentido premonitorio la mala fama de un fenómeno atmosférico propio de Maloggia, en los Alpes de predominio romanche-italiano. Parte del film transcurre allí, más precisamente en un lugar llamado Sils Maria, como lo destaca el título original.
El fenómeno se ve, es hermoso y está dramáticamente bien colocado, aunque luce más dramático en un documental de 1924 que la actriz mira en cierto momento de la historia, "Das WolkenphTMnomen in Maloja", del doctor Arnold Fanck, el gran poeta del montañismo cinematográfico (dicho sea de paso, se lo puede ver completo en Youtube).
Pero antes aparecen otros personajes. En primer término, la secretaria de la actriz, muchacha capaz, segura de sí misma y conocedora de los puntos débiles de su jefa. Entre ambas mantienen unos diálogos bastante entretenidos acerca del negocio de la representación, sus trasfondos y también sus chismorreos, lo que a veces coloca a esta película como una suerte de parienta lejana y muy light de "La malvada" ("All about Eve"). Luego, un viejo galán todavía canchero, la viuda de un dramaturgo, un director teatral medio pomposo, y un director de cine que da con la palabra justa para definir a la actriz, y también a su intérprete, Juliette Binoche.
La trama es interesante, cargada de subtextos y reflexiones sobre el paso del tiempo, el ego de los artistas, los espejos figurativos, las personificaciones más allá del escenario, y pinta de forma verosímil ese mundillo de las actrices, los directores, los actos de homenaje, las asistentes, etcétera. Olivier Assayas, el director, conoce a fondo todo eso y lo expone con buen estilo.
Cabe lamentar, sin embargo, el exceso, la extensión y reiteración de los diálogos. Por suerte también cabe apreciar la actuación de todo el elenco encabezado por Binoche y Kristin Stewart. Párrafo aparte, los ya veteranos Angela Winkler, a rostro despejado, y Hanns Zischler.